La Ley de Pesca, para Dummies

Todos hablan de la Ley de Pesca. Todos odian la Ley de Pesca. Ahora quieren tratar de derogar la Ley de Pesca. Está bueno explicarla porque es un gran reflejo de que nuestro Congreso tiene auspiciadores. Es como la selección chilena, pero en vez de traernos triunfos, siempre decepciona. Deberían entrar con camisetas.

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¿De qué trata la polémica ley?

A finales de 2010 la situación del mundo pesquero estaba al borde del colapso, pues la sobreexplotación de recursos provocó que hubiera más peces en la góndola del supermercado que en el mar mismo.
Por eso el ex Presidente Piñera le pidió a su entonces ministro de Economía, Pablo Longueira, redactar una nueva ley que regulara y se adaptara al nuevo escenario pesquero del país.
Esta ley instaló las Licencias Transables de Pesca, lo que en resumen es darles licitaciones a quienes tienen los recursos en la industria pesquera. Estas licencias son de duración indefinida y completamente transferibles, o sea se pueden vender a otros.

Por otro lado, están los pequeños pescadores artesanales a los cuales también se les aseguró algo. Algo ínfimo: sólo una milla para explotar y trabajar. Por eso se dice que esta ley se encargó de privatizar los recursos marinos, entregándoles el derecho de pesca y explotación a quienes tienen recursos de manera gratuita y casi total. Si en el futuro el Estado quisiera expropiar estos recursos, tendría que indemnizar por miles de millones de dólares a la industria pesquera.  O sea se debe indemnizar con millones de dólares a quienes ya tienen millones de dólares y podrán heredar sin posibilidad de competir (¿libre mercado dónde?) a sus parientes.

Durante 2012 se levantaron fuertes campañas en contra de esta ley, alzándose una potente movilización a nivel nacional, pero no sirvió de mucho, pues terminó aprobándose de todas formas. O sea, todo importó nada.

¿Cómo fue posible que el Estado prácticamente le regalara el mar a un puñado de empresas privadas? Pues, tres años después de estos sucesos las cosas comienzan a tener algo de sentido. Resulta que gracias al remezón político de SQM y Penta se descubrió que diversas empresas pesqueras estuvieron corrompiendo económicamente a parlamentarios que, en ese entonces, tramitaban la “Ley Longueira”. En 2013, la primera en caer fue Marta Isasi (UDI), quien fue acusada por uno de sus asesores de recibir 25 millones de pesos para una campaña electoral de manos de Corpesca, poco antes de la tramitación de la mencionada ley. Tras esto, muchos otros parlamentarios fueron nombrados, y se descubrió el horroroso lobby que existía entre el mundo privado y nuestros congresistas. Se supo más tarde que mientras se discutía la ley, se hizo pasar como “asesores” de los diputados a muchos abogados y lobistas de empresas pesqueras, dentro del Parlamento.

Uno de los involucrados que más ha dado que hablar ha sido el senador Jaime Orpis (UDI), quien sutilmente se introdujo en las sesiones de la Comisión de Pesca del Senado, a pesar de no ser parte de la misma. Además, Orpis recibió casi 100 millones de pesos entre 2008 y 2013 de manos de Corpesca, a través de tres de sus asesores y de una fundación que preside su esposa. 

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Frente a las acusaciones, la Presidenta Bachelet anunció la participación de  la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés)  para el análisis de esta ley. Pero la FAO no es un ente fiscalizador internacional, es sólo una ONG que presta servicios a nivel técnico, por lo que es imposible hasta el momento que la ley sea derogada, pese a las múltiples pruebas que demuestran que la aprobación de esta iniciativa atendió a intereses del sector privado y fue concebida bajo el seno del cohecho.

Todo esto suena increíble, pero siempre se puede más: el comité de “ética” encargado de evaluar el caso de Orpis está integrado por Hernán Larraín, presidente de la UDI, cuyo partido respaldó la Ley de Pesca. Andrés Zaldívar(DC), familiar de gerentes y dueños de algunas de estas empresas pesqueras, y José García Ruminot (RN), quien defendió y votó a favor de la Ley de Pesca.

Sin dudas, este tema está en manos de gente sin ninguna clase de problema para evaluar.
El problema es que en el día a día nosotros no los podemos evaluar a ellos.

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