¿Alguna vez el fútbol chileno no estuvo en crisis económica? La respuesta es negativa. Más o menos severa, la actividad siempre funciona en déficit. Aun en los momentos más brillantes o en los que, supuestamente, más recursos había. En 1976 se supuso que la Polla Gol era la panacea. No lo fue así, seis años más tarde la Asociación Central de Fútbol estaba en la quiebra.
PUBLICIDAD
Los sucesivos contratos de televisión con Cablexpress y SKY eran la garantía de un fútbol robusto, con dinero de sobra. El 2001 otra vez la quiebra amenazaba. Luego apareció la austeridad absoluta de Reinaldo Sánchez sumado al CDF. Nunca entró tanta plata. Pero el 2006 la Anfp otra vez estaba en el piso. Finalmente se impusieron las sociedades anónimas, supuesta garantía de transparencia y buena gestión.
¿Qué ocurre hoy? Que nunca los clubes estuvieron tan endeudados, de la misma manera jamás el fútbol chileno recibió las cantidades que recibe del CDF. El 2011 entraron 37,5 millones de dólares de excedentes. Y aun así, las instituciones funcionan con déficits groseros. O’Higgins, por ejemplo, admite pérdidas anuales de más de un millón de dólares. Universidad de Chile ha tenido una temporada brillante pero su deuda tributaria supera los 11 mil millones de pesos. Colo Colo adeuda el doble.
¿Se pagará alguna vez ese dinero? Según un reportaje publicado por La Tercera el 16 de septiembre, sólo hay siete clubes sin deuda: San Felipe, Naval, U. Católica, U. de Concepción, Barnechea y Magallanes. El resto todos funcionan con números rojos y 25 de los 37 equipos profesionales chilenos están en Dicom. El problema es de tal magnitud, que las instituciones tienen cerrado el acceso crediticio en los bancos y deben acudir a una antigua práctica: los factoring. Parece chiste, Felipe Muñoz, presidente de Copiapo S.A. que está con severas deudas, es el gerente general de FactorOne, empresa que le presta a varios clubes chilenos (San Marcos, Antofagasta, Coquimbo, Naval, La Calera). Un juego subterráneo del que el hincha no tiene ni la menor idea.
Se suponía que con las sociedades anónimas se comenzaba de cero. Que los inversores asumían las antiguas deudas y, con su manejo experto de todo tipo de negocios, iban a mantener un fútbol profesional robusto y sano. Que los clubes en problemas serían muy pocos, excepciones sin peso estadístico. Pero los malditos números dicen lo contrario, una vez más la Anfp coquetea con el desastre económico. Antes fue culpa de los “dirigentes sin control” que se llevaban todo para la casa. Ahora, que se supone hay controles, ¿por qué ocurre esto? ¿o será que el balompié rentado es sinónimo de malos negocios en Chile? El CDF debería repartir excedentes por sobre los 40 millones de dólares a fines del 2012. Eso, sumando a la cifra fija de cada año. Y no alcanza para nada. Desde ya, el Sifup amenaza con una huelga por los sueldos impagos de la Segunda División Profesional.
¿Cuántos muertos faltan?
El 15 de julio fue asesinado a puñaladas, en las afueras del estadio El Teniente Francisco Figueroa, alias el Mero Mero, por barristas de la Garra Blanca que respondían a la Coordinación.
Ayer fue baleado y muerto Claudio Lliancaqueo, alias El Escombro. También resultó herido Pablo Rigo, alias el Fido, ambos laderos de Francisco Muñoz Pancho Malo. La semana pasada se filtraron emails de Pancho Malo al ex encargado de seguridad de Colo Colo, Osvaldo Jara, donde mostraba su descarado accionar delictivo y extorsivo. Pero, hete aquí, que el general Alejandro Olivares, jefe nacional de los estadios en Chile, lo encontró “normal” y que “pasaba en todos los clubes”. Además, gritando, prohibió juzgar al ex coronel de Fuerzas Especiales Osvaldo Jara. Señor Olivares: ¿Dos muertos son “normales”? ¿Cuántos faltan para que haga su trabajo? Impresentable.