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Los seres humanos no tenemos una temporada de apareamiento como los otros animales, por que nos preocupan más las cosas del entorno, como la sociedad, una casa, un trabajo estable, y por naturaleza traemos ese ‘chip’ implantado, tal como lo indica el estudio de la Universidad de Nuevo México.
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Por ejemplo, las razas de perros entran en celo dos veces al año, sin embargo los roedores se reproducen en forma continua casi todo el año, pero ninguno de estos tiene las preocupaciones de los humanos y eso se encuentra en los genes.
Para los primates al igual que los humanos, lo social es muy importante, más que si hay comida o no. Las hembras primates no dan a conocer cuándo están fértiles y casi siempre son promiscuas, esto reduce la tasa de asesinato por parte de los machos, que a fin de cuentas no pueden saber si son padres o no de las crías.
El ser humano también se puede regir por esa forma de pensar pero el comportamiento sexual de las personas cambia a lo largo del ciclo menstrual y del cambio de testosterona.
Desde el primer hombre como tal en la faz de la tierra, se encuentra en nuestra naturaleza poder tener sexo en cualquier época del año para reproducirnos.
Y es así como el estudio arrojó la conclusión que las bailarinas eróticas ganaban más dinero cuando estaban en su ciclo fértil, tal como lo publica el sitio BBC.