Es tendencia hace rato, y no es para menos, si su data es de miles de años de historia. Nació en el lejano Oriente hace más de 3 mil años, y desde el siglo XIV se comercializa en Occidente. Esta tela, confeccionada con diversos tipos de fibra, destaca por su tacto velloso y suave, por lo que suele ser representante de la riqueza y el prestigio, propia de casas nobles debido a su precio y difícil acceso.
Pero ya no estamos hablando sólo de una herencia de élite. Hoy, el terciopelo es una opción igual de elegante pero mucho más fácil de conseguir, e incluso a buen precio, puesto que la base de algodón y nylon ha reducido su costo. Agradable al tacto y a la vista, el velvet llegó para deslumbrar tu casa.
Usar terciopelo significa un toque de distinción, pero también de actitud. El paso definitivo para abandonar el miedo a las texturas y abrazar colores fuertes e imponentes. “Es un material visualmente llamativo y tiene propiedades a la luz que lo hacen atractivo al ojo”, nos adelanta José Antonio de Pablo, socio director de Manso, línea de mobiliario que explora y ejercita los principios del minimalismo en la expresión formal, además de la eficiencia en el uso de sus materiales.
“Eso no significa que haya que usarlo en todo su esplendor en cualquier espacio. El terciopelo requiere tener en cuenta las propiedades que disfruta como material y comprender la relación que tendrá con otros elementos que van a rodearlo. En dosis pensadas, es perfecto”, comenta de Pablo.
“Enriquece visualmente un objeto y tiene ciertas características que pueden crear elementos más llamativos, más entretenidos, más audaces, porque tiene la textura atractiva al ojo y a la luz. El terciopelo muestra su textura dependiendo del ángulo de luz que le llega y cuando está arrugado es muy bonito también. Desde el punto de la fotografía, ni hablar. Es súper fotogénico y ése es un atributo que no todos los materiales tienen”.
Inunda Pinterest y aparece como un indiscutible; e integrarlo a tu hogar puede ser dosificado y paulatino. Lo más tradicional es el tapizado de muebles, específicamente de sillones. Sabemos que es el protagonista de la sala de estar y que se merece un tapiz a la altura.
A diferencia de lo que puedas creer, el terciopelo no es un material extremadamente sensible o difícil de cuidar, así que es un gran aliado para esta habitación tan recurrida. Los sofás más contemporáneos vienen con cojines y respaldos desenfundables para que puedas tirarlos a la lavadora sin problemas.
El color es el gran tema de este material: puedes buscar impacto con tonalidades en rojo o verde, pero también puedes apostar por los clásicos como el azul o el mostaza. Ahora, si prefieres no dar tanto protagonismo a ese mueble, una buena opción es el color del año, coral, un damasco, o un gris.
“Creo que a esta altura ya no hay tantos límites, hay más apertura”, comenta José Antonio de Pablo, y tiene razón. Podemos aprovechar el entusiasmo y jugar con las sillas, e incorporar el terciopelo en sus butacas para darle un poco de vida al comedor. Conjuntos monocromáticos, combinar con la lámpara o la paleta de tus cuadros, son una opción.
“Tenemos posibilidades más tradicionales, como la tapicería del living, los respaldos de silla, de cama, cortinas o murales. He visto unos patrones y texturas satinadas que son impactantes para una pared”, agrega.
Tu dormitorio estará encantando con un poco de velvet. Cortinas para bloquear el exceso de luz, ropa de cama o el mismo cabecero, harán que tu pieza sea como de la realeza. Los cojines también son un gran comodín, encargados de darle esta onda de fantasía para quebrar la neutralidad de tu espacio de descanso, haciéndolo más confortable con su textura y suavidad. Perfecto para la temporada otoñal que se nos viene.
El punto definitorio está entre el aporte y el exceso. Antes de aventurarte, analiza tu entorno; los objetos y la paleta de colores que predominan en la habitación que quieres modificar. Si no lo piensas como un todo, probablemente consigas una decoración demasiado estridente y agotadora para la vista. Si das en el clavo, tendrás el complemento perfecto para otros materiales, como madera, metal o cerámica.
“Es raro encontrarlo en el baño, pero te aseguro que puede quedar increíble: un lugar para dejar tus pertenencias o las toallas, siempre alejado de la zona húmeda. En la cocina podría ser el tapiz de un asiento o detalles del inmueble incorporado”, dice el experto. El condimento que necesitaba tu deco, el equilibrio para salir de la convención.