Casas

Jardines verticales, la solución verde a la falta de metros cuadrados

Los beneficios de esta tendencia perfecta para quienes tienen poco espacio y/o tiempo para mantener un jardín tradicional.

Los vemos en todos lados: centros comerciales, edificios corporativos y casas de nuestros amigos. Los jardines verticales huelen a nueva tendencia, pero la verdad es que son históricos y existen desde los colgantes vegetales de Babilonia. La idea no tardó en viajar hasta Japón y Escandinavia, y eventualmente se posicionó en cada rincón del mundo.

Fue durante los años ochentas que el botánico Patrick Blanc se acreditó como pionero de los muros verdes, pero los paisajistas suelen apuntar a Stanley White como el principal responsable. El profesor de Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Illinois, tuvo la brillante idea de hacer una pared verde en su patio trasero, a la que llamó Ladrillos Botánicos, cuando corría un lejano 1938. Con toda esta data de evolución, bastante ha mutado esta opción de agregar verde a espacios poco convencionales.

“Es cierto que es una tendencia de jardín bastante antigua, pero ahora se viste de modernidad porque estamos en una época en la que el espacio se transforma en uno de los recursos más escasos. Las viviendas se construyen más pequeñas o, simplemente, queremos optimizar cada metro cuadrado de un hogar, sea casa o departamento”, dice Claudio Cisternas, Jefe de la Carrera de Paisajismo del Instituto del Medio Ambiente (IDMA).

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Quizás durante los ochentas o noventas el boom no fue tan grande, porque la existencia de patios era una realidad que hoy suena lejana para muchos. Los jardines verticales no son un invento nuestro, aunque los hemos mutado para la comodidad de nuestras comunidades; es el mundo natural el que se las ingenió para desarrollarse y sobrevivir en barrancos o acantilados, formas que buscamos replicar en nuestras repisas y muros.

Como siempre, buscamos imitar a la inteligencia de la vegetación, porque los beneficios de un muro verde son bastantes. Pueden ayudar a mitigar problemas de contaminación, radiación, y hasta fomentar la presencia de aves e insectos beneficiosos para nuestro eco-ambiente. No está demás decir que la conexión con la naturaleza nos genera un grado de calma, y tan sólo el olor a bosque al interior de nuestro living puede ser toda una terapia, pero también tiene beneficios tangibles en el día a día de nuestra casa.

“Un jardín vertical tiene muchas ventajas. En la construcción, vendría siendo la optimización del espacio, esto de aprovechar las paredes, los límites exteriores, las divisiones que podemos llegar a tener con otras casas. En cuanto a la parte ecológica, nos encontramos con que sirven como biombos climáticos. Durante el día, nuestros muros absorben todos los rayos uv que son refractados en la noche, devolviéndose a la atmósfera. Lo que pasa con esta piel verde es que estos rayos son absorbidos por las plantas, se evita el sobrecalentamiento”, explica el experto en paisajismo.

Se reduce el efecto conocido como Isla de Calor -que afecta a los grandes núcleos urbanos- y también nuestro espacio privado, bajando hasta en cinco grados celsius la temperatura de un edificio en verano. ¿Y en invierno? el calor se mantiene, lo que significa un buen ahorro en el ítem calefacción por metro cuadrado. También reducen el riesgo de inundaciones, aumentan la producción de oxígeno, atrapa el polvo del ambiente, filtra gases nocivos, mejora el rendimiento y la concentración, y hasta reduce el ruido.

Tu propio jardín

No sólo suena bien en el papel, además son fáciles de replicar. Para tener tu instalación vertical tienes que pensar en la base que acogerá tus plantas, y esta puede ser desde repisas hasta botellas plásticas. Internet está lleno de opciones baratas y sencillas para construir uno, como también de servicios que instalan en tu hogar este respiro vertical.

Luego, es hora de pensar en el sustrato, ver si quieres tener un jardín hidropónico, de tierra o mixto. Con eso decidido, hay que pensar en el sistema de riego, siendo el manual el más convencional, pero hoy por hoy, hay decenas de soluciones como regadíos automáticos, sistemas de mangueras y hasta por goteo.

“Ahora en primavera-verano es ideal trabajar con especies como albahaca, ciboulette, menta, poleo. Yo siempre recomiendo partir con estas porque son sencillas. Muchas veces nos dejamos llevar por la novedad pero no nos podemos olvidar que las plantas son seres vivos y requieren un mínimo de cuidado. Eso no significa ponerle agüita cuando nos acordamos, hay que mirarlas -por lo menos- una vez a la semana, sacarle las hojas secas, ver si está llegando el agua a los rincones más complejos, arrancar lo muerto para que las plantas no se estanquen en el crecimiento, revisar los dispositivos de riego para que no se tapen”, nos enseña Claudio.

“Podemos bajar el consumo de recursos hídricos porque no es necesario regar todos los días si es que elegimos un buen sustrato. Hay materiales súper eficientes que funcionan como esponja y retienen el agua, evitando la evaporación y dejándole todo el recurso a las raíces, que van tomando lo necesitan”.

“No tiene ninguna complejidad, pero hay que darle un poco de cariño, como toda cosa viva”, advierte, haciendo hincapié en lo bonito de estas instalaciones. “Son cómodos por el tema del espacio, pero también por la posición. Está todo de frente, a tu altura, es personalizado a ti y eso es una de las magias de los jardines verticales”.

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