Unas monedas. Eso es lo que ha desatado una enorme disputa entre la alcaldía de Roma y la Iglesia católica.
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Pero no son pocas.
Son las que, cada año, miles de turistas arrojan a la Fontana di Trevi, la fuente más monumental y más inmortalizada de la capital italiana.
Una vez recuperadas del fondo, por funcionarios municipales, a donde llegan junto con los deseos de quienes las lanzan, suman alrededor de US$1,7 millones al año.
Desde hace años, esa suma se destina a una organización benéfica católica comprometida con ayudar a las personas sin hogar.
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