El Trastorno del deseo sexual hipoactivo (TDSH) consiste, básicamente, en la falta persistente de interés por realizar ningún tipo de actividad sexual.
Una persona afectada por este trastorno tampoco tiene —o si tiene, le ocurre con muy poca frecuencia— pensamientos ni fantasías sexuales, y está preocupada por ello.
La falta de deseo es relativamente común: se estima que una de cada cinco personas pierde el interés por el sexo en algún momento de su vida y, en las mujeres, el problema es aún más pronunciado (tres de cada diez), según el Servicio de salud de Reino Unido, más conocido por sus siglas, NHS.
Esto no quiere decir que la falta de deseo constituya en sí un trastorno.
Depende y varía según cada persona, y, para poder hacer un diagnóstico, esta situación debe prolongarse por al menos seis meses, y estar asociada a sensaciones de ansiedad, angustia y dificultades en las relaciones interpersonales, le explicó la médica española especialista en sexología María José Tijeras a EFE.
Causas físicas
El deseo sexual está basado en una interacción compleja de muchos factores que pueden ser tanto físicos como psicológicos.
Por esta razón, las causas que pueden dar lugar a la falta de deseo sexual son muchas.
Las enfermedades como la artritis, el cáncer, la diabetes, la presión arterial alta o los trastornos neurológicos, por ejemplo, pueden causar la disminución del deseo sexual, explica en su página la Clínica Mayo.
Lo mismo pasa con algunos medicamentos, sobre todo con los antidepresivos. También influyen el consumo de drogas, el consumo excesivo de alcohol.
En las mujeres, los cambios hormonales pueden influir directamente en el deseo sexual.