Es un asunto que amenaza con socavar la unión dentro de la Unión Europea (UE) y está enfrentando a los países del sur contra los del centro y norte del continente: la inmigración.
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Italia y Grecia -que son los principales puntos de llegada de los miles de inmigrantes que intentan entrar a Europa desde África y Medio Oriente- están resentidos porque sienten que se han quedado solos abordando el problema.
Los países del norte de Europa, mientras tanto, acusan a los del sur por no patrullar bien sus fronteras del Mediterráneo y de haber dejado que los inmigrantes "se escabullan" hacia las naciones norteñas más ricas, como Alemania, Australia y Suecia.
Las divisiones estaban poniendo en riesgo a la UE, como lo declaró el jueves el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el asunto estaba provocando que "se incrementara el tamaño de las grietas" y "la fragilidad de la UE".
El viernes, finalmente, después de una sesión maratónica en el marco de la cumbre de la UE que se celebra en Bruselas, los líderes continentales anunciaron que alcanzaron un acuerdo sobre migración.