Del papel sanitario a las armas.
Los escándalos y las amenazas en torno a la Superliga de Fútbol en Grecia escalaron en los últimos días y terminaron con su suspensión indefinida.
Si hace dos semanas el PAOK de Tesalónica fue noticia cuando sus seguidores lanzaron un rollo de papel higiénico a Óscar García, el técnico español del Olympiacos, este fin de semana las cosas fueron a más.
En un partido con el AEK de Atenas el domingo, Ivan Savvidis, el presidente del PAOK, se lanzó a la cancha escoltado por guardaespaldas para discutir con un árbitro con una pistola enfundada en su cintura.
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Todo comenzó casi al final del partido, alrededor del minuto 90, cuando el árbitro consideró fuera de juego un gol de Fernando Varela, defensa caboverdiano del PAOK.
Fue la chispa en el polvorín.
La decisión provocó una avalancha de protestas del público que se desbordó hacia el terreno y obligó a los jugadores a abandonar la cancha.
Pero no quedó ahí.
Savvidis, antiguo político ruso y uno de los hombres más ricos de Grecia, también saltó al terreno y se lanzó en busca del árbitro, a quien no le quedó más alternativa que retirarse también a los vestuarios.
