"El cadáver de una mujer flotaba en el agua boca abajo. Su falda se había inflado como un globo, el viento se metía dentro y la hacía navegar por el estanque".
Es lo que recuerda Brigitte de un día en el que, siendo niña, visitó un pequeño estanque de Berlín.
Ella es una kriegskinder, una "niña de la guerra" de la Alemania nazi que nació en 1937, poco antes del inicio de Segunda Guerra Mundial, en Dortmund, una ciudad del estado federado de Renania del Norte-Westfalia.
Sus recuerdos, como los del resto de los "kriegskinder", conservan el color desgastado de la infancia: nos llegan fragmentados y sin resolución. Y nos llevan de inmediato al lugar en el que fueron registrados.
Algunos de esos recuerdos los ha recogido la escritora Alexandra Senftt, junto a las imágenes actuales de los protagonistas captadas por la fotógrafa Frederike Helwig, en su libro Kriegskinder: Portraits of a Forgotten Generation ("Niños de la guerra": retratos de una generación olvidada"), editado por Anne Waak y publicado en diciembre del año pasado.
Entre ellos hay historias nunca antes contadas, vistas a través de la mirada de un niño.