Podríamos decir que los sauditas planean construir NEOM como una ciudad donde no existe el dinero; hay más robots que humanos; la energía viene de paneles solares; no hay calles sucias; no hay tiroteos; no hay atascos ni autos con gasolina; ni mendigos en las calles.
Algo así como un paraíso terrenal de millonarios que viven felices en una burbuja futurista.
"Es una tierra para gente libre y sin estrés. Una startup del tamaño de un país. La nueva era del progreso humano", dice un video promocional que muestra hermosos paisajes de la costa del mar Rojo repartidos entre Arabia Saudita, Jordania y Egipto, con una suave melodía de piano que acompaña las imágenes de niños corriendo y pioneros tecnológicos haciendo prototipos.
Eso es lo que está tratando de venderle a los inversionistas el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman.
Más que una ciudad, el proyecto se trata de la construcción de la primera zona económica independiente del mundo.
Planean cubrir 26.000 kilómetros cuadrados con un polo comercial repartido en tres países que, en un comienzo, requiere inversiones por un monto de US$500.000 millones.