Federico Sánchez:“La cultura no es lujo”

Destaca nuestro patrimonio cultural en cualquier plataforma que se encuentre, pero su visión sobre la arquitectura se muestra mucha más amplia y profunda. El arquitecto, que también llama la atención por su forma de vestir y el uso constante de su bicicleta plegable, compartió sus impresiones con Casas Publimetro.

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Recorre las calles de Santiago mostrándonos espacios que no solemos mirar. Sucumbe en la profundidad de la historia y siempre da una opinión clara basada en su experiencia como arquitecto y académico. Federico Sánchez se volvió masivamente conocido en el programa “City Tour” de 13C, y más ahora que transmite recorridos internacionales. Se suma a su actividad pública la conducción del programa radial “Pensar es gratis”, de Radio Oasis (lunes a viernes, de 19.30 a 20.30 horas).

Se siente algo encasillado, dice; por lo mismo, para esta entrevista pidió no hablar sólo de arquitectura, sino que de otras materias. “Los que ven el programa insisten en pensar que se trata sobre arquitectura y urbanismo, pero no, es desde la arquitectura. Con Marcelo Comparini abrimos una percepción que ojalá sea contundente, nutritiva para alguien, respecto a la cultura urbana, convivencia, las tendencias, el diseño del vestuario, diseño automotriz, etcétera. Si reducimos la conversación a la arquitectura, aunque es pretencioso decir eso porque es una disciplina magnífica, lo que ocurrirá es que hablaremos del quehacer de los arquitectos y eso quiero evitar, porque esa es la dimensión profesional de la disciplina”.

En esa búsqueda se encuentra como Decano del Campus Creativo de la Universidad Nacional Andrés Bello, donde refuerza la idea que la formación universitaria, antes que una formación netamente profesional, es disciplinaria. “A partir de una formación interdisciplinaria los alumnos reciben competencias complementarias a su disciplina específica. Si bien estudias Diseño de Vestuario o Diseño Gráfico, además de aprender las competencias específicas, cuentan con la opción de nutrirse de otras áreas”.

¿Qué resultados has visto en la práctica?

Si bien estamos entrando al cuarto año con este modelo, los resultados son increíbles en cuanto a la capacidad de detonar la creatividad y la innovación. Digo esto porque si hay algo que está absolutamente claro es que efectivamente la innovación es un valor, no siempre por supuesto, y como tal es un efecto, entonces la causa es la creatividad. La innovación surge a partir de la creatividad, a partir de la transgresión de las fronteras disciplinarias. Siempre las disciplinas han crecido, se han desarrollado a partir de la incorporación de contenidos exógenos, es decir, interdisciplinarios.

¿Se vuelve difícil dar clases a nuevas generaciones acostumbradas a lo instantáneo, a la rapidez de la información?

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Tengo una excelente opinión de la gente joven, tienen capacidades que para nosotros eran impensables. Efectivamente se mueven en muchas cosas al mismo tiempo, son multitask, de todas maneras. Tampoco tienen los prejuicios que tiene mi generación, que nos dejaban estancados, polarizados. Ellos son más abiertos, flexibles, más atrevidos, menos miedosos.

¿Y les cuesta observar? ¿Aprovechar la lentitud?

La lentitud es lo que más hemos perdido. Esa posibilidad de reparar en las cosas…, reparar es parar y volver a parar. En las disciplinas creativas es clave la capacidad de observación. En cuanto a la observación compromete al menos dos conceptos: el primero es la intuición, que la gente piensa que se tiene o no, pero tal como dice el diccionario, es una mirada rápida, penetrante y comprensiva acerca de las cosas, una mirada adivinatoria. Por eso mismo pareciera que es una mirada a ojos cerrados, pero no. La intuición es mirar con detención, una mirada comprensiva y rápida porque es a través de los ojos, desde lo que se conoce. Cuando se confronta lo que se conoce con lo que se ve, y esas dos imágenes calzan, rápidamente puedo saber cosas que parecieran estar dentro de lo adivinatorio, pero son competencias. La intuición es un asunto de orden cultural, entonces se puede nutrir y desarrollar la intuición a través de la cultura, la lectura, de los viajes, buenas películas.

¿Y el segundo ingrediente?

La inteligencia en cuanto a la capacidad de elegir, porque recordemos que la inteligencia es elegir, y elegir bien. Cuando entro a un lugar hago una lectura de un contexto y como tal, no sólo lo entiendo, sino que elijo donde instalarme. La inteligencia es la capacidad de adaptación al medio que las especies tienen, de tomar buenas decisiones en un determinado contexto.

Te ves contento en el nuevo Campus Creativo de la Andrés Bello.

Es que tomamos un lugar en abandono, que nadie lo quería, y logramos rescatar esta fábrica de pastas maravillosa de 1906. En este sector (barrio Bellavista), la chimba alta, había muchos cursos de agua, un buen lugar para poner molinos. Nosotros la transformamos en una fábrica de creatividad. En ese sentido, siento que estamos en un momento significativo, la instalación de un nuevo paradigma, porque estábamos acostumbrados a que los objetos que nos rodeaban eran hechos en procesos industriales, ahora con computadores o impresoras 3D, armas un objeto con un método artesanal, porque es uno a uno, pero con calidad y expresión industrial. Por lo tanto, la idea de que el diseño industrial no existía en Chile porque carecíamos de industria, hoy no es válido.

¿Te parece que a nivel país estamos en un buen momento creativo? Aparentemente gran parte de la población se siente atraída por la lectura, el teatro, la infraestructura de la ciudad…

Sí, creo que hay una oferta cultural potente. Ahora, lo que falta es que la gente confíe en que la cultura es un diferenciador. La cultura no es lujo, debería ser el bien democrático por excelencia, porque la cultura al final del día te hace más feliz. Nos entrega herramientas para aceptar nuestro contexto y aceptarnos en él. Eso finalmente es felicidad. Cuando eres capaz de transformar el viaje a tu trabajo en una experiencia enriquecedora, eres feliz. Por ejemplo, cuando vas en el Metro o micro observando a la gente, se transforma en una experiencia enriquecedora, por lo tanto, es más agradable porque puedes parar y reparar en cosas que antes no existían.

¿La sustentabilidad es importante para ti?

No sólo es importante, sino indispensable. Hoy no se concibe la creatividad sin considerar la sustentabilidad, tanto social como económica y socialmente. Los jóvenes son conscientes, no hay que plantearlo siquiera.

Una ex alumna tuya me comentó que hablabas mucho sobre las ciudades marketing, es decir, una marca que se posiciona a través de la intervención urbana. ¿Te gusta esa idea?

Eso está pasando cada vez más en Chile, y me parece muy bien. Hace poco algunos decían cómo va a existir una tienda Puma en el GAM, pero ahora es valioso lo que ocurre, porque puedes gozar del wifi, de las actividades. Las marcas han asumido el desafío de hacerse parte de un tejido cultural. Seguimos todavía en un paradigma neoliberal, pero cavernícola al mismo tiempo, de creer que la ciudad es un bien de consumo, para hacer buenos negocios. Por lo pronto, el mundo inmobiliario no hace consideraciones de nada más que de su ganancia, no contempla asuntos de tradición o patrimonio.Tenemos sistemas de movilidad como las autopistas urbanas, pero son de pago. ¿Cómo es posible que la ciudad se construya así? Las autopistas deberían hacerse como parte de un sistema democrático, menos aún cuando esas autopistas eran de todos los chilenos y luego se le dieron a un privado para que las explotara, como Kennedy o Vespucio. La ciudad es un paradigma democrático, y es maravilloso cuando empieza a ocurrir como ahora.

¿Cuáles son los 3 errores que ves en la construcción de Santiago?

No soy un urbanista experto, otros podrían responder con más propiedad, pero tengo la impresión que, primero somos una ciudad muy extensa. A partir de la abolición del límite urbano en la década del 70 y la entrega a las leyes del libre mercado, la ciudad explotó con un modelo que se llama mancha de aceite. Es más extensa de lo que uno desearía, y por lo tanto poco sustentable. El segundo error es que es muy segregada a nivel social. Nos enfrentamos al contra sentido que la gente con menos recursos está más lejos. Viajan horas a sus trabajos, invierten 5 horas moviéndose, que antes eran un potencial para practicar el ocio o el desarrollo cultural.

Estamos un poco condenamos a eso, ¿no?

Sí, lamentablemente es muy difícil el panorama. Y más lamentable es que mis grandes profesores de la universidad decían el año 80, con una precisión casi pitonisa, todo lo que está pasando. Nadie puede ser decir que no se sabía lo que pasaría. En Chile tenemos guetos de pobres y de ricos, entonces lo que tenemos que hacer es enriquecer nuestro sistema cultural a través de la biodiversidad. Las culturas no crecen sin biodiversidad, gente distinta. Bueno, y lo tercero se relaciona con el patrimonio cultural, que no lo hemos valorado. Estos tres elementos son muy lamentables, pero debemos enfrentarlo, ser parte de una política de Estado.

¿Te gustaría publicar un trabajo, un libro, con tu conocimiento sobre tantas áreas?

Tengo la sensación que uno tiene otras maneras de escribir libros; más allá del fetiche que son, son susceptibles de ser escritos en nuevos formatos como audiovisual. A veces pienso que el programa “City Tour” es una forma de escribir un libro.

¿Viene una nueva temporada?

Estamos esperando la confirmación. Sin autoridad alguna para decirlo, siento que habrá segunda temporada del programa de Canal 13. En el cable aparecemos todas las semanas con nuevo programa hace 6 años. Para la televisión abierta, tengo muchas ideas de países, pero quizás me gustaría España, muy interesante. Con Comparini creemos en la intuición. Cuando decidimos dónde ir, lo demás ocurre naturalmente. No usamos productor ni nada, sólo llegamos al lugar los dos, el camarógrafo y las bicicletas.

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