Atravesar la atmósfera y abandonar la superficie de la Tierra es una hazaña de la ingeniería, astrofísica y la ciencia espacial. Es el sueño de muchos poder voltear la mirada y ver la circunferencia de nuestro planeta en el medio de la materia oscura de nuestro Sistema Solar, de nuestro universo. Leland Melvin lo logró, en varias ocasiones con viajes hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) de la NASA.
Leland Melvin viajó en un par de oportunidades a la nave espacial estacionada en la órbita de la Tierra, para brindar sus conocimientos en la instalación del Laboratorio Columbus de la Estación Espacial Internacional.
Esta es una historia de espacio, sí, pero con un foco diferente dirigido hacia la familia y el amor incondicional que provocan los perros, sus fieles acompañantes en una foto “prohibida”, según las reglas de la NASA de hace aproximadamente 15 años.
Cada científico que es elegido para ser astronauta tiene el deber de realizarse las fotos protocolares de la NASA. Todos las hemos visto alguna vez, son esas típicas imágenes del seleccionado con los trajes de la agencia espacial, una bandera de los Estados Unidos a un lado y una réplica de uno de los transbordadores al otro.
Los astronautas son fotografiados en equipo (si van varios en una misión), solos y con su familia. El caso de Leland Melvin, es que sus parientes son un par de perros que adoptó y que siempre lo acompañaron en sus momentos más difíciles, como cuando una lesión lo alejó de la NFL, en donde iniciaba una carrera como jugador profesional (fútbol americano).
Se refugió en su carrera universitaria, misma que había conseguido por una beca deportiva. La misma lesión casi le impide, también, ser un astronauta. Sus dos amigos fieles, Jake y Scout, estuvieron a su lado, hasta en la foto oficial de la NASA, aún cuando estaba prohibida la presencia de animales en las instalaciones de la agencia espacial norteamericana.
La foto icónica es del año 2008, año en el que oficialmente Leland Melvin se había convertido en astronauta de la NASA. Sus perros eran parte de su vida desde el 2002 (Jake) y desde el 2006 (Scout). Llegaron en un momento en el que él ni siquiera quería mascotas, según reseña Infobae.
“Tener un perro te hará bien”, le dijo a Melvin uno de sus exprofesores. Una mañana del 2002 conoció a Jake, que en ese momento vivía con una familia que lo encerraba en un closet durante todo el día, porque no lo podían atender. Cuando lo vió dijo: “lo necesito”. Mientras que Scout un día se apareció en su terraza y más nunca se fue, hasta el día de su muerte.
La foto oficial de la NASA
Leland Melvin no le preguntó a nadie, pero él fue con sus dos perros, su familia al fin, a la foto oficial de la NASA. Los llevó en su van, que era lo suficientemente grande para que pasaran desapercibidos.
“Me presenté en la caseta de vigilancia, mostré mi identificación, y luego aceleré la furgoneta hasta el laboratorio fotográfico”, dijo el astronauta sobre ese día. Nunca los escondió, simplemente pasaron desapercibidos y él sabía que si los notaban le podían impedir el acceso.
Como lograron pasar el primer control, Melvin siguió directo hasta el laboratorio de fotografía y una vez que se presentó, sus compañeros de la NASA se sorprendieron, pero como no eran de seguridad, nunca se negaron a que estuvieran.
“Le pedí al fotógrafo que mantuviera su dedo en el obturador. Así es como nació la foto”, cuenta Leland Melvin sobre el icónico momento en el que las reglas de la NASA cambiaron. Las mascotas ahora pueden ser parte de la familia de un astronauta en la foto oficial, su acceso está restringido sólo a los lugares a los que quienes no son miembros de la NASA no pueden ingresar.
