Aunque cueste creerlo, los perros son muy susceptibles a sufrir de estrés, pues son animales muy sensibles. La falta de ejercicios físicos, paseos, interacción con otros animales y la falta de atención por parte de sus dueños, son gatillantes para sufrir algún tipo de cuadro de estrés. Pero no solo esto puede generar alteraciones en su bienestar, tratarlos como humanos y no considerar sus necesidades como especie, puede producir más de un cambio en la conducta natural del perro.
Francisca Bertin, académica de Medicina Veterinaria de la Universidad San Sebastián, entrega algunas sugerencias.
Atender sus necesidades
Los perros son uno de los primeros animales domesticados, lo que los convierte en uno de los compañeros más antiguos del ser humano. Muchas veces, son considerados un miembro más de la familia. Frente a esto, no basta solo con proporcionar un refugio adecuado, dieta equilibrada, contar con visitas veterinarias y calendario de vacunación al día. También es fundamental otorgarle estimulación física, mental y emocional, permitiéndoles expresar su conducta natural.
Crear instancias para que interactúe con otros perros
Para la académica es importante reconocer que los perros tienen necesidades distintas a las del ser humano. Es valioso que el perro comparta con miembros de la familia, pero que también requiere de interacción positiva con otros miembros de su misma especie. Explorar su ambiente fuera del hogar y dedicar tiempo a la estimulación mental con juguetes interactivos o adiestramiento positivo con premios, contribuyen a su bienestar.
No se entretienen con lo mismo que los humanos
Francisca Bertin aclara que “una buena relación entre el humano y el perro también requiere conocer qué eventos o situaciones podrían generar estrés en el can. A muchas personas les gusta ir a zonas con altas multitudes, por ejemplo, pasear en un mall. Lo que puede ser una experiencia muy positiva para el humano, podría generar miedo y estrés en el animal, al ser expuesto a múltiples estímulos visuales y auditivos intensos”.
Según lo detallado por la especialista en Etología y bienestar animal, entre las señales que pueden mostrar que un perro no se siente cómodo en un lugar están el jadeo intenso, intranquilidad, temblor, intentos de esconderse o huir. Incluso podría llegar a conductas agresivas. Para la profesional es importante considerar que estos podrían variar de acuerdo con los estímulos y experiencias previas del perro en este tipo de escenarios.
Cuidado con los regaloneos
Pueden existir buenas intenciones al momento de regalonear a los perros, dándoles de la comida que la familia come o premiándolos con golosinas, pero se debe tener mucho cuidado en no caer en un desequilibrio dietético, lo que puede producir problemas digestivos severos en el corto plazo o desarrollar obesidad, condición que impacta su salud, movilidad y bienestar en general.
En conclusión, los perros son un gran compañero en la trayectoria del ser humano, donde la relación humano-animal genera efectos positivos en el bienestar de los perros, no se debe perder la capacidad de expresar conductas relevantes para su especie.