A primera hora de ayer, el Ministerio del Interior dio a conocer las “novedades” que un día antes adelantó el subsecretario Manuel Monsalve sobre el cambio de hora del próximo sábado 3 de septiembre, un día antes del Plebiscito por la propuesta de nueva Constitución.
Y quedó determinado que el horario de verano empezará a regir una semana más tarde, para evitar problemas de cara a la votación.
Es que varios alertaron sobre posibles inconvenientes para quienes participarán del Plebiscito, pues hay que adelantar 60 minutos los relojes y ello podría originar atrasos en el proceso, que contempla que las mesas receptoras de sufragios funcionen desde las 8am y durante diez horas, siempre y cuando no haya electores esperando votar.
Un comunicado dio cuenta de la “modificación del Decreto Supremo Nº 1.286 del Ministerio del Interior del año 2018, disponiendo cambios en la hora oficial de Chile continental, de la hora de la Región de Magallanes y la Antártica Chilena y de Chile insular occidental.
”Se establece que a contar de las 24 horas del sábado 10 de septiembre de 2022, y hasta las 24 horas del sábado 1 de abril de 2023, la hora oficial será adelantada 60 minutos”.
Y en Magallanes y la Antártica, el adelanto se extenderá de manera indefinida.
Cabe recordar que en 1968 empezó a ser aplicada esta medida, durante el Gobierno del Presidente Eduardo Montalva, para ahorrar energía debido a una gran sequía, lo que hoy no se justifica pues el impacto en esa área ya es mínimo.
El senador Francisco Chahuán, de Renovación Nacional, presentó dos proyectos de ley sobre este tema para que terminen los cambios de horarios y sigamos con la hora de invierno.
“El primero lo trabajamos con el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso, que elaboró un informe sobre los perjuicios que puede causar en la salud el cambio del denominado “ciclo circadiano”, un reloj interno que tenemos y que se va alterando con las variaciones de hora. Esto está para discusión en las Comisiones de Salud y de Desafíos del Futuro del Senado, que yo presido”, indicó el parlamentario.
“El otro proyecto es para la Región de Magallanes, una zona que por su ubicación necesita que el “ciclo circadiano” se mantenga, lo que implica que allá tampoco existan cambios de horario”, añadió Francisco Chahuán.
RAZONES MÉDICAS PARA MANTENER EL HORARIO INVERNAL
La neuróloga del Centro del Sueño de Clínica Las Condes, Vivian Wanner, es muy clara y tajante respecto de este tema.
“Muchos estudios científicos han demostrado que los cambios de hora estacionales son muy dañinos y riesgosos para la salud. Complican a los extremos de la vida, a niños y a adultos mayores. También generan alteraciones del ánimo, aumentos de suicidios, inflamaciones crónicas y mayores riesgos de enfermedades cardiocerebrovasculares”.
La especialista agregó que “el horario permanente que deberíamos tener en Chile es el de invierno, pues es el que mejor se alinea con nuestro reloj biológico interno, que se sincroniza con la luz. El horario de verano no corresponde a la fisiología, pero el de invierno es favorable para la salud”.
“Otro punto en favor de no pasar al horario de verano viene por el lado de la seguridad pública: en los primeros días del cambio, aumentan en un 6% las muertes por accidentes de tránsito”.
Por su parte, la Sociedad Chilena de Medicina del Sueño indica en su web por medio de una declaración que hizo en agosto de 2018 sugiere “evaluar por un periodo mínimo de cuatro años la mantención permanente del horario de invernal y evitar cambios al menos en las regiones no extremas”.
UNA MIRADA DESDE LA INFORMÁTICA
El profesor y vicerrector de Tecnologías de Ia Información de la la Universidad de Chile, José Miguel Piquer, dio cuenta ayer en Twitter sobre los problemas por los cambios de horarios.
“Esto terminará en un desastre algún día... Los sistemas informáticos están distribuidos hoy por todos nuestros aparatos: desde termostatos y programadores de riego hasta servidores bancarios, pasando por supuesto por todos los celulares del planeta. Y cada uno de estos sistemas maneja la hora actual”.
“Para evitar que cada reloj diga lo que se le ocurra, existe un protocolo en Internet que los sincroniza. Por eso nuestros celulares están todos de acuerdo en qué hora es... Gracias a esta sincronización, podemos manejar sistemas de respaldo, procesos nocturnos, coordinación de vuelos, transferencias de dinero, etc, en forma automática y sincronizada, casi al segundo”.
“Pero, existe el cambio de hora, que cada país maneja como le da la gana. Esto, de por sí, es un dolor de cabeza para los informáticos: un día al año hay una hora que no existe y hay otra que existe dos veces!”.
“Aprendimos muy rápido que nunca hay que programar un proceso para ser ejecutado entre las 23:00 y las 24:00, para evitarnos problemas. Y se diseñó un sistema increíblemente flexible y bien hecho para que todos los países tuvieran sus horas y reglas, y as{i todo pudiera funcionar”.
“Todo sistema informático (celular incluido) posee una base de datos de reglas mundial, que le permite saber, en todo momento, qué hora es en cualquier lugar del planeta. Y, muy particularmente, qué hora es en el lugar donde estoy ahora... Esto es bastante impresionante. Hay una variedad enorme de sistemas distintos, y todos deben compartir esta información, entender reglas locales muy complejas y, más difícil aún, actualizarse cuando un país decide cambiar sus reglas”.
“El sistema de actualización ha ido mejorando, y actualmente, si uno cambia una regla unos seis meses antes, es casi seguro que la gran mayoría de los sistemas estará actualizado. Pero siempre quedan atrasos, porque hay programas que usan su propia versión”.
“¿Qué ocurre si la regla no alcanza a actualizarse? En realidad, el mayor problema es la inconsistencia: la mitad de mis equipos cree que es una hora y la otra mitad cree que es la otra. Los informáticos ya nos acostumbramos a pasar esa noche en el datacenter y arreglar a mano... Hasta aquí, el daño ha sido manejable”.
“Los informáticos hemos llorado y reclamado todo lo que hemos podido todos estos años, pero, sin ningún efecto, como podemos ver ante el nuevo cambio de hora recién anunciado para el Plebiscito”.
“Mi predicción es que esto seguirá pasando en el futuro. El Gobierno cambiará de opinión a última hora, los informáticos correremos a parchar nuestros sistemas y a trasnochar al datacenter y gruñiremos y reclamaremos mientras arreglamos todo. Hasta que no lo lograremos”.
“Un día habrá un gran desastre debido a este caos de horas, que no veremos a tiempo o que no habrá cómo parcharlo. Cada vez más dispositivos interconectados no están en el datacenter. Esperando y creyendo que tienen la hora correcta, a cargo de una tarea crítica”.
“Recién ahí alguien comenzará a tomar en cuenta los riesgos que conlleva tomar medidas así a última hora. Por mientras, ahí estaremos, parchando el mundo. Piensen en su informático las noches del 3 de septiembre (arreglar los que cambiaron) y del 10 de septiembre (arreglar los que no cambiaron)”.