Esta noche los relojes deben retrasarse en una hora y son muchos quienes están en contra de esta medida y otros a favor, aunque los efectos se pueden aminorar con consejos, diferente es la situación de los niños.
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El doctor Enzo Rivera, neurólogo especialista en trastornos del sueño de Clínica Ciudad del Mar, afirma: “El descanso nocturno tiene múltiples funciones en la salud a nivel de la inmunidad, con una labor fundamental en los mecanismos de reparación tisular, esto quiere decir cicatrización, recuperación de enfermedades, entre otros”.
Así, las horas necesarias para que una persona pueda recuperarse depende de la edad, para los preescolares 9 a 10 horas, 9 horas para escolares y 8 para adolescentes en educación secundaria.
La doctora Paola León, neuróloga infantil de Clínica Vespucio, agrega que el cambio de horario suele afectar particularmente a los más pequeños, por lo que sugiere tener rutinas a la hora de acostarse para este grupo específico, además de evitar comer en las horas previas. “Es super negativo que los niños estén con pantallas en la noche, la hormona melatonina, que se secreta solo cuando hay oscuridad, se ve muy afectada por lo que si tenemos luz no vamos a permitir que nuestro cerebro la produzca” señala.
Por eso, añade el especialista de Clínica Ciudad del Mar, “la rutina de irse a la cama y despertar debe ser siempre a la misma hora, no hacer cambios los fines de semana, tengan o no clases. Evitar las siestas, aunque pueden durar máximo una o dos horas, pero superar ese tiempo puede generar problemas en la noche”.
Cuando el sueño no es regulado, los niños pueden presentar problemas en clases. Muchos desarrollan un síndrome tipo déficit atencional con hiperactividad y se comportan de manera más activa.
La doctora León asegura que se consideran trastornos del sueño en niños cuando se ha intentado incorporar una higiene de sueño sin buenos resultados. “Si el niño sigue teniendo problemas al dormir, hay que analizar por qué ocurre. Puede tener que ver con parasomnia (temores nocturnos, sonambulismo), apneas de sueños, movimientos involuntarios (que pueden estar vinculados a la falta de fierro), trastornos respiratorios o el síndrome obstructivo del sueño (SAHOS)”, comenta.
Por ello, “si los familiares notan que al menor le cuesta levantarse, suele andar somnoliento durante el día, le falla mucho la concentración, las tareas se hacen más difíciles, existen cambios de humor como irritabilidad, respuestas inadecuadas a su entorno, se pone violento, tiene problemas de comportamiento en clases, agresividad frente a sus compañeros, frustración, todo esto de manera reiterativa, deben consultar con un especialista para un análisis y tratamiento que ayude a regular el sueño”, concluye el doctor Rivera.