La pequeña ciudad ucraniana que logró detener los planes de Moscú, con ayuda de ancianos

Con la ayuda de civiles y ancianos, Voznesensk pudo vencer en la batalla a las fuerzas rusas.

A poco más de un mes del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, hay historias que son dignas de contarse y volverse virales, pues demuestran el amor a la patria y las ganas de vivir.

Así se dio una de las batallas más decisivas de la guerra, hasta el momento.

Civiles ucranianos logran gran victoria en Voznesensk

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Fue una intensa lucha de dos días por el control de la ciudad agrícola Voznesensk y su estratégico puente.

En caso de un triunfo, el ejército ruso hubiera podido avanzar más hacia el oeste a lo largo de la costa del Mar Negro hacia el enorme puente de Odesa y una importante planta de energía nuclear.

Sin embargo, las tropas ucranianas, que fueron apoyadas por voluntarios locales, dieron un golpe fuerte a los planes rusos.

Lo primero que realizaron fue volar el puente, para después hacer retroceder al ejército invasor hasta 100 kilómetros al este.

Esperan otro ataque

Sin embargo, casi tres semanas después de esa batalla, el mandatario de la ciudad prevé que otro ataque de las fuerzas comandadas por Vladimir Putin es inminente y que los defensores del pueblo carecían de las armas para detenerlos por segunda ocasión.

Armas británicas, fundamentales en el triunfo

Lo cierto es que como en otros frentes del país atacado, los misiles antitanques que fueron otorgados por Gran Bretaña demostraron ser fundamentales para modificar el rumbo de los blindados rusos en Voznesensk, donde las calles se llenaron de hasta 30 tanques, vehículos blindados y un helicóptero.

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Luego de la victoria, Voznesensk es un pueblo fantasma, en el que suelen sonar sirenas por los ataques aéreos de Rusia.

Presumen su victoria

Muchos se fueron en tren o por los caminos rurales, mientras algunos otros se quedaron para contar con euforia su triunfo.

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“Utilizábamos rifles de caza, la gente tiraba ladrillos y tinajas. Las ancianas cargaban pesados sacos terreros. Los rusos no sabían dónde mirar o de dónde vendría el próximo ataque. Nunca había visto a la comunidad unirse así”, dijo uno de los sobrevivientes.

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