Un llamado al gobierno para que deje sin efecto tanto el retorno a clases presenciales como la reinstauración de la jornada escolar completa realizó la Federación Nacional de Enfermeras y Enfermeros de Chile, Fenasenf, entidad gremial que alertó sobre los riesgos para la salud pública que implica un regreso a clases en un escenario tan complejo provocado por la cepa ómicron.
De esta manera, la Fenasenf llamó a impulsar un retorno gradual y escalonado a clases presenciales, ya que, en virtud del comportamiento de esta variante observado en Europa, muy probablemente se observaría un descenso en los indicadores de contagio en la segunda quincena de marzo, en circunstancias que “los estudiantes ingresan los primeros días del mencionado mes, por lo que sugerimos replantear este retorno de manera gradual, primero con adolescentes que ya tienen su esquema de vacunación completa e ir aumentando según la situación epidemiológica”, dice el comunicado.
Sobre la jornada completa, el comunicado del gremio de enfermeros advirtió que “esto significaría mayor uso de espacios comunes como lo son casinos, donde puede haber mayor contagio por la dificultad de mantener distancia física”.
Si bien los dirigentes de la Federación Nacional de Enfermeras y Enfermeros de Chile tiene plena conciencia del impacto positivo que la presencialidad tiene en el desarrollo psicoafectivo de niños, niñas y adolescentes, de igual manera pidieron a las autoridades considerar que “si hoy día contamos con cifras positivas en la población menor de 18 años, es justamente porque no están asistiendo a clases”.
Asimismo, la Fenasenf recomendó al gobierno “proveer a toda la comunidad educativa, incluyendo estudiantes, de elementos de protección personal de alto rendimiento tales como mascarillas ffp2 o N95″, además de “testeo con PCR seriado 2 veces por semana” para ir “gradualmente disminuyendo en frecuencia, sin eliminarlo completamente”.
Otra medida que juzgaron necesaria fue la instalación de medidores de partículas en cada sala de clases y espacios comunes, la publicación de “protocolos y lineamientos claros y conocidos por toda la comunidad educativa de manera oportuna”, así como considerar “condiciones especiales que necesitan niños, niñas y adolescentes inmunodeprimidos”, así como la presencia de un/a enfermero/a escolar para la vigilancia estricta de los protocolos sanitarios y educar a la comunidad.