Cuando el reloj marcó las 00.12 horas, y tras haber realizado siete votaciones para encontrar a quién sucederá a Elisa Loncon en la presidencia, la representante del Pueblo Mapuche planteó a sus pares que debían analizar si seguirían o no sesionando.
Y a pesar de que la lógica indicaba que debían postergar el proceso por unas horas, dado que el asunto ya estaba entrampado, ante la pregunta de Jaime Bassa sobre si aceptaban ir a un “descanso”, no hubo unanimidad y optaron por seguir.
Se sabía que la jornada sería compleja, había demasiadas opciones sobre la mesa y la izquierda, que es mayoría al interior del organismo, mostró divisiones profundas desde un inicio. Pero aunque en la primera elección de la Mesa pudieron acercar posturas, esta vez, tras más de 12 horas de deliberación, no tuvieron la disposición para hacerlo.
Ramona Reyes (PS) llegó como “favorita” con el apoyo de su colectivo y el Frente Amplio, pero debió restarse al poco andar dado que los cuestionamientos en su contra, por causas que tuvo en la Contraloría de la época en que fue alcaldesa, se hicieron insostenibles.
Ahí, con llamados de parlamentarios y dirigentes incluidos, los apoyos del FA se fueron con Cristina Dorador (IND del Norte), que comenzó a liderar con fuerza en las preferencias, pero que, al cierre de esta edición, no había caso de que consiguiera los 78 votos necesarios para imponerse.
Los socialistas, que podrían haberla respaldado, optaron primero por apoyar a Patricia Politzer (INN), luego a Patricio Fernández (Colectivo Socialista) y más tarde a Benito Baranda (INN). Esto, pese a que los INN no querían por nada del mundo que el FA siguiera en la Mesa y los del FA sí habían generado alianzas con ellos.
Quienes estuvieron por Erick Chinga (Diaguita) tampoco dieron su brazo a torcer, y salvo algunos representantes del PC (que se inclinaron por Dorador) se mantuvieron firmes en su opción.
La condición que puso para dar un paso al lado en favor de Dorador, que un momento estuvo a sólo seis votos de triunfar, era que ella pudiera terminar su alianza con Rosa Catrileo (Mapuche) y se garantiza que lo apoyarían a él para asumir en la vicepresidencia.
En un carril separado corrió la derecha, porque aunque en un principio el grueso del bloque se ordenó tras Bárbara Rebolledo (IND-Evópoli), con el pasar de las horas fueron transitando por diferentes opciones, casi a modo de juego, puesto que sus risas y comentarios así lo evidenciaron. De hecho, en la votación de uno de ellos hasta se nombró a Rodrigo Rojas Vade, que lleva meses fuera.
Paño queda mucho por cortar, porque no sólo deben zanjar qué pasa con la presidencia, sino que también deben concordar una vicepresidencia y siete vicepresidencias adjuntas, lo que a la luz de lo ocurrido, será complejo.