En América Latina y el Caribe, cerca de 100 millones de personas residen en áreas con mala calidad del aire. La mayoría vive en ciudades, donde el transporte terrestre constituye una de las principales fuentes de contaminación local. En AL, el sector transporte representa el 15% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), aunque con las políticas actuales se estima que las emisiones aumentarían un 50% para 2050. Este escenario deja de manifiesto la necesidad de adoptar medidas, para que este problema no siga creciendo. La descarbonización del transporte a través de la movilidad eléctrica, surge como una solución eficaz para transformar el sector, mejorar la calidad de vida en la región, proteger la salud humana y contribuir al cumplimiento de los compromisos climáticos suscritos por los países en el marco del Acuerdo de París.
En este contexto se realizó la tercera edición del Informe regional Movilidad Eléctrica: Avances en América Latina y el Caribe y Oportunidades para la Colaboración Regional 2019, trabajo que busca ofrecer una evaluación del estado de avance de la movilidad eléctrica en la región y, a la luz de los resultados, entregar recomendaciones para poner en sintonía el desarrollo de esta tecnología con el contexto y las oportunidades que se presentan en la región.
Uno de los principales hallazgos de este estudio, es el creciente interés de la ciudadanía en la adopción de tecnologías limpias. Dados los altos porcentajes de energías renovables, la rápida urbanización, la fuerte utilización del transporte público y los altos niveles de polución en la región, la transición a la movilidad eléctrica alimentada de energías limpias empieza a generar un interés creciente entre los gobiernos y la ciudadanía.
Dentro de las recomendaciones del informe, desarrollado por la plataforma MOVE de la Oficina del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para América Latina y el Caribe, con apoyo financiero de la Unión Europea (UE), a través de su programa EUROCLIMA+, se identifica la necesidad de priorizar el apoyo a la electrificación de los sistemas de transporte públicos, facilitar el intercambio de experiencias y fomentar la introducción de nuevos modelos de negocios y estructuras de financiamiento, entre otros.
