Naturalmente al bótox se le conoce como una gran herramienta para combatir el proceso de envejecimiento facial y tratar todo tipo de arrugas, no obstante, experto indican otras propiedades, como, por ejemplo, si se inyecta en la frente puede aliviar la depresión y calmar las emociones negativas en personas con trastorno límite de la personalidad.
El descubrimiento positivo de la toxina botulínica (BTX) fue por parte del profesor Tillmann Krüger, médico principal y líder del grupo de investigación en la Clínica de Psiquiatría, Psiquiatría Social y Psicoterapia de la Escuela de Medicina de Hannover (MHH), junto al Dr. Marc Axel Wollmer del Campus Asklepios de Hamburgo de la Universidad de Semmelweis.
Ahora, el mismo grupo de científicos determinaron nuevos hallazgos con respecto al uso del BTX. Los psiquiatras encontraron dónde y cómo el bótox influye en la programación negativa del cerebro, gracias a la ayuda de imágenes de resonancia magnética (MRI), han visualizado los efectos neuronales en pacientes con trastorno límite de la personalidad.
Detalles de la investigación
Cuando las personas se enojan automáticamente la molestia se denota en la región glabelar de la cara (área de la frente media baja), los músculos se contraen y aparecen líneas de preocupación por encima de la nariz. El bótox al ser inyectado en la región mencionada paraliza estos músculos entre las cejas.
Psicológicamente está comprobado que las expresiones faciales y el estado de ánimo están vinculados y es capaz de reducir la intensidad de las emociones. “Una frente relajada transmite una sensación más positiva, por así decirlo”, explica el profesor.
Bótox contra la depresión
Los especialistas explicaron los detalles de cómo la BTX puede ser usada para diversos tratamientos contra la depresión. “El tratamiento tiene varias ventajas a la vez: dado que el efecto paralizante dura tres o más meses, solo se necesita administrar una inyección a estos intervalos. Las aplicaciones poco frecuentes también son menos costosas que algunas otras opciones de terapia y tienen una muy buena tolerancia y aceptación entre los pacientes”, indicó Krüger en la publicación realizada por la revista Scientific Reports.
Así mismo, el especialista alemán concluyó que: “pudimos ver que la toxina botulínica frena el intercambio constante emocional en el núcleo de las amígdalas, que acompaña a la tensión interna de alto grado de las personas afectadas”.