Ansiedad social: Un mal laboral y escolar en aumento

Aproximadamente el 13% de las personas presentan fobia social en algún momento de su vida

El trastorno de ansiedad social es un miedo excesivo ante situaciones sociales o actuaciones en público lo que da lugar a su evitación. El ser humano es un animal social, y su capacidad para relacionarse sin problemas en diferentes situaciones sociales influye en aspectos importantes de su vida como la familia, la educación, el trabajo, el ocio y las relaciones sociales y de pareja.

Aunque es normal sentir cierta ansiedad en las situaciones sociales, las personas que tienen fobia social experimentan ansiedad en tal grado que tratan de evitar dichas situaciones o las enfrentan con gran malestar. Aproximadamente el 13% de las personas presentan fobia social en algún momento de su vida. El trastorno afecta con una prevalencia anual cercana al 9% de las mujeres y al 7% de los varones según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Desde la pandemia, el consumo de los fármacos ansiolíticos y antidepresivos aumentaron, sobre todo en países desarrollados como España, Portugal y Croacia que ocupan el top 3, según el más reciente informe del Centro Europeo de Monitoreo de Drogas y Adicción.

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“El estado de ansiedad social se relaciona con diversos aspectos de abuso psicológico que se manifiestan en lo educativo y en lo laboral, una de estas variables es el acoso laboral y escolar ocasionando manifestaciones psicosomáticas como malestar estomacal o nauseas, dificultad para respirar, latidos rápidos del corazón, temblores, sudoración, pensamientos negativos sobre su propia vida, y cambios de comportamiento para evitar o escapar de la situación”, explica Sandra Camacho, psicóloga y decana del Colegio de Psicología de Unicoc.

Jantzer, Hoover y Narloch (2016) recopilaron datos que señalan una correlación positiva entre haber sufrido acoso escolar en la infancia y la presencia de niveles de ansiedad social en la edad adulta, a la vez que una relación directa entre informar haber padecido victimización en el pasado y exhibir interferencia en las relaciones interpersonales, concretamente una menor calidad en las relaciones de amistad y en la confianza con otras personas.

“El regreso a clase puede generar síntomas de ansiedad social, como consecuencia de la desadaptación a la cotidianidad de la escuela, el volver a tener contacto con su pares y profesores puede generar ansiedad y miedo y más cuando el niño, niña o adolescente era víctima de bullying y el regreso logra evocar en ellos todas las sensaciones y pensamientos incomodos y frustrantes”, señala la docente de Unicoc.

Cómo hacerle frente a la ansiedad social

Son múltiples las características de personalidad y factores individuales que pueden actuar como moderadores de esta relación (Einarsen, 2010). En un estudio realizado por Moreno-Jiménez, Rodríguez-Muñoz, Moreno y Garrosa (2006), encontraron que el asertividad moderaba la relación entre el antecedente organizacional, inequidad laboral y el acoso psicológico, lo que facilitaría reducir la sintomatología y manejar el acoso.

De acuerdo con la psicóloga Camacho es importante que los padres estén atentos a cambios de comportamiento en los niños tales como aislamiento, mensajes negativos o pesimistas hacia ellos mismos y todos aquellos síntomas fisiológicos que se desarrollan cuando un niño se siente incómodo en un lugar. Si esto sucede se debe prestar atención al niño y generar espacios de diálogo para la externalización de las emociones, así como actividades que le permitan en la práctica cotidiana realizar deportes, ejercicio, mindfulness para niños, teatro con el fin de canalizar y mejorar la ansiedad. Sin embargo, cuando los niños y adolescentes afectados han presentado crisis frecuentes y han cambiado su comportamiento, suele ser necesario el tratamiento con psicoterapia para abordar la existencia de factores tanto físicos como psicológicos y de esta forma evitar secuelas en la adultez.

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