Cómo entender si la sobreprotección en los hijos es buena o mala

Un tema sensible, pero con llamado de atención, ya que son muchas las personas con problemas de adaptación por culpa de la sobreprotección

“No te metas en lo que no te incumbe”. “Yo crio a mi hijo como yo quiera”. “Preocúpate por tus hijos”. Por estas frases y otras más, especialistas aseguran que hablar sobre el tema de la crianza de los hijos es un gran debate y, sobre todo, muy sensible.

Sin embargo, psicólogos y psicopedagogos advierten con llamada de atención el saber afrontar la problemática que puede conllevar a muchas frustraciones en la vida adulta, debido a la protección o sobreprotección de las personas en sus primeros años de vida y que incluso en muchas de las veces dura por siempre.

Muchas veces las conocidas “relaciones tóxicas” suceden en el núcleo familiar y de manera inconsciente. Para un padre, un hijo es un tesoro sagrado y, como tal, desea cuidarlo y resguardarlo. Pero ¿qué pasa con los padres sobreprotectores? ¿Les hacen un bien o un mal a sus hijos?

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Investigación y consejo de especialista

“En cada etapa del desarrollo es importantísimo que pueda desarrollarse la interacción con el entorno para fomentar la autonomía y la independencia, la diferenciación que conforma la personalidad”, comentó Damián Supply, licenciado en Psicología y especialista en Promoción de Salud en la Niñez y Adolescencia.

Para el especialista argentino, la sobreprotección es la interpretación del mundo y el contexto del niño está dada por el adulto y, de esta manera, proyecta temores y ansiedades que se vuelven un problema cuando los chicos los interiorizan y actúan en consecuencia. “A veces ante situaciones difíciles a nivel familiar o complejas emocionalmente, son los chicos los que absorben los temores, el malestar y las inseguridades de los más grandes, lo que trae consecuencias negativas como una extrema dependencia, problemas de autoestima o baja tolerancia a la frustración”.

Diferencia de protección y sobreprotección

“Hay una diferencia grande entre proteger y sobreproteger. Lo primero implica estar atento como adulto a cargo de los riesgos reales a los que pueda estar expuesto un hijo, de acuerdo con su nivel de evolución (si es un bebé, un infante, un niño o un adolescente). En esas etapas es necesario protegerlo física y emocionalmente”, detalló la licenciada en Arte y Psicóloga, Laura Podio.

La sobreprotección aparece en una situación en la cual el niño ya es capaz de comprender y accionar sobre el contexto que lo rodea, y el adulto se encarga de resolver situaciones que podrían ser perfectamente resueltas por el hijo. “Hay un mensaje implícito en todo eso: si yo resuelvo todos los problemas de un niño, lo que le estoy diciendo es que no tiene las herramientas para hacerlo solo”, concluyó Podio.

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