Aunque no haya nadie junto a ti nunca estás solo: así son los microbios que conviven en tu cuerpo

No todos los microbios que están en nuestros cuerpos nos dañan.

Cuando pensamos en microbios, quizá los asociamos con enfermedad: pero esos solo son las bacterias y virus que causan infecciones.

Pero en realidad en la Tierra existen todo tipo de microorganismos y entre todas las especies que existen de cada uno de ellos, solo algunas las podemos considerar patógenas.

Por ejemplo, se han estudiado y nombrado 30,000 especies diferentes de bacterias. Pero eso no quiere decir que esas sean todas las bacterias que existen: se calcula que pueden existir hasta un billón de especies diferentes. Es decir un millón de millones de especies de bacterias.

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Esa enorme biodiversidad tiene que ver con que las bacterias, y otros microorganismos, habitan en todo tipo de lugares y en todo tipo de ambientes: desde los suelos de los bosques húmedos y cálidos, hasta el permafrost congelado, pasando por aguas dulces y saladas.

Y no solo ahí, sino que muchos de esos microbios tienen como hábitat principal y preferido, nuestros cuerpos.

Así es, ahora mismo en tu cuerpo viven, conviven, se alimentan, se reproducen y mueren, miles y miles de microbios. Pero antes de que entres en pánico, sigue leyendo para que sepas cómo llegaron y qué es lo que hacen acompañándote todos esos microorganismos.

Herencia materna

La microbiota, es el conjunto de microorganismos que tenemos en nuestro cuerpo y se la debemos principalmente a nuestras madres.

Antes de nacer, en el vientre materno, vivimos en un ambiente completamente estéril: la bolsa que contiene el líquido amniótico mantiene a los bebés aislados y protegidos de cualquier microbio.

Pero en el parto, cuando esa bolsa se rompe, quedamos expuestos a la microbiota de nuestras madres: mucha de ella se transfiere a nuestra piel al atravesar el canal del parto.

Si nacemos por cesárea tendremos una menor exposición a esa microbiota, pero de cualquier forma los primeros microbios que colonizan nuestro cuerpo se los debemos a nuestras madres.

También en la lactancia, con la leche materna nuestras madres nos transfieren microbios que terminarán habitando nuestro tracto gastrointestinal.

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Pasajeros microbianos

Entre los microbios que recibimos de nuestras madres, y los que vamos adquiriendo en nuestro contacto con el ambiente, la microbiota en nuestro cuerpo se empieza a consolidar cuando tenemos dos años.

En ese momento los microbios que habitan el cuerpo establecen sus hábitats de preferencia: colonizan los lugares en donde podrán sobrevivir de la mejor manera.

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Algunos de esos microorganismos nos acompañan sin hacernos un mal: son como pasajeros muy silenciosos de nuestro cuerpo. Pero que no dejan de pagar su pasaje: cuando otros microorganismos dañinos llegan, pueden entrar en competencia con ellos, expulsándolos y evitando que nos enfermemos.

Pero a veces las amenazas no son solo externas: tenemos bacterias en el cuerpo que sí nos hacen daño, pero hemos aprendido a convivir con ellas: como las que tenemos en nuestra boca y causan las caries. A esas logramos mantenerlas a raya pero no las eliminamos por completo.

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Y finalmente está el grupo de pasajeros indispensables, la microbiota intestinal: un conjunto de microorganismos que contribuye con la digestión y por lo tanto tiene una gran influencia en nuestra salud.

En nuestro intestino tenemos hasta 5000 especies diferentes de bacterias que nos ayudan a digerir nutrientes esenciales, que de otra forma nuestro cuerpo no podría procesar.

Así que ahora ya lo sabes: podrás ser un individuo, pero en el fondo eres más parecido a un ecosistema y muchos de esos microbios que te acompañan todos los días están ahí haciendo un gran trabajo.

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