Evelyn Santis como muchas mamás tras nacer su primer bebé, y luego de terminar el pre y post natal, tuvo que volver a su trabajo. “Fue triste, pero no tenía otra opción. Tuve que dejar a Antonella al cuidado de mi mamá y mi suegra. La dejé muy chiquita”, relata a Esfuerzo Pyme y Publimetro.
Como profesora de educación parvularia sabía conceptualmente de lo que se estaba perdiendo con su primogénita. “Es una situación que vivimos muchas mamás, y en mi caso lo que más me ponía triste era perderme todo el proceso de la lactancia. Sabía de qué se trataba, pero no lo había vivido y sentí que me lo había perdido”, continúa.
Fue con el nacimiento de su segundo hijo, de nombre Amaro, que decide “no perderme este tiempo tan importante y significativo para madre y su hijo”, explica. Y la decisión, aunque difícil, fue rápida: no volvería a trabajar.
Hermoso, pero...
Apoyada por su esposo, Evelyn vivió con Amaro todo el proceso de lactancia que no pudo disfrutar con su hija Antonella. “Fue algo hermoso, pero, quisiera o no, tenía que buscar un trabajo que me permitiera estar con mi hijo e hija, pero también generar ingresos suficientes para aportar en la casa”, agregó.
- ¿En algún momento te arrepentiste de la decisión de dejar el trabajo?
- Para nada. Estaba tan segura de lo que hacía. Quería saber qué era la lactancia, era mi último bebé y deseaba disfrutarlo. No niego que fue difícil dejar un sueldo seguro a fin de mes, pero también estaba la crianza de mis hijos de por medio.
Fue ahí que el destino la ayudó. Conociendo y adentrándose en el mundo de la maternidad, de lo que se debe y no se debe hacer, de los consejos y las actividades con otras madres, descubrió los absorbentes mamarios lavables y reutilizables de tela impermeable, respirable, con bambú y que evita la formación de hongos al contacto con el seno y la leche materna.
“Fue ahí que pensé: por qué no los hago yo e ingreso a este mundo de la maternidad, pero ahora como una emprendedora”, recuerda. Su marido la apañó y le compró una máquina de coser. “Y ahí me dediqué a aprender a coser, porque no sabía. Lo primero que hice fueron juguetes sensoriales, y así fui practicando y aprendiendo más técnicas agregando cintas, innovando en diseños”, agrega.
Orgullosa
Fue así como nació @amarantobebe, emprendimiento que bautizó así por la mezcla de los nombres de su hijo Amaro y su hija Antonella.
De los inicios ya han pasado seis años. Ahora su catálogo incluye juguetes sensoriales, absorbentes mamarios, bandanas, baberos, porta chupetes con cuentos de silicona y porta pañales. “Todo diseñado y hecho por mí, y con buen material. Telas impermeables, de algodón, que no forman hongos para el cuidado de los bebés”, destaca.
Como todo emprendedor comenzó la venta a conocidos. Luego a través de grupos de mamás fue invitada a ferias y así comenzó a hacerse conocida. “Y la gente me pedía más productos: así agregué cepillos de bambú para el pelo, collares de lactancia y otros productos, pero para el cuidado personal no sólo de bebés”, agrega.
- ¿Qué sientes al ver tu negocio?
- Llevo seis años con este negocio que nunca pensé que podría tenerlo. Todo lo he logrado sola, apoyada por mi marido, mi madre y mi suegra, pero el esfuerzo ha sido mío. Veo lo hecho, y me siento feliz, y lo que más feliz me hace es que pude gozar a mi hijo como quería, amamantarlo, formar el apego y disfrutar también cómo crecía mi hija. Estoy feliz como emprendedora.