Mónica Ramos retomó su vida antes del encierro en “Gran Hermano” y regresó al espacio que la cobijo 35 años, su trabajo en la feria Bellavista de La Florida.
En una conversación con LUN, Mónica contó más detalles sobre su vida laboral: “Vendo lentes desde el 0,25 a 6 grados de miopía, a $2.000. Es lo que más se vende acá. Pero también tengo correas para lentes, cordones de zapatos, letreros de ‘se vende’ a $1.000, que también compran harto. Tengo más cositas, pero todavía no me he podido instalar bien porque tengo que saludar a mis caseritas”, expresó la mujer de 77 años.
Asimismo, confesó que “me gusta trabajar, me gusta esto, es mi vida. Siento que aquí soy yo. Me gusta ver que la gente me quiere, mis compañeros de la feria me han venido a saludar. La gente ni siquiera viene a comprar y eso me llena el corazón”.
Según la exjugadora, una de las razones por las que decidió regresar de inmediato a su lugar de trabajo fue que “supongo que ya va a llegar mi tiempo, por eso mismo quise volver, porque mientras yo pueda trabajar tengo que seguir con esta, que es mi vida”, aseguró.
¿Cómo fue estar en “Gran Hermano”?
Sobre su estancia en la casa más famosa del mundo, en donde ganó el título a la participante más longeva dentro del encierro, la exparticipante comentó que “fue bonito, fue un sueño, me sentí importante a mi edad”.
Eso sí, ahora que salió al mundo real, Mónica tiene claro sus planes a futuro.
“Lo primero es arreglarme un implante, porque se me rompió una parte por el estrés que tuve adentro. Apretaba mucho los dientes. Me gustaría también irme de vacaciones con mi nieta a Isla de Pascua”, cerró.