Hwang Dong-hyuk, director coreano y creador de la exitosa serie de Netflix, “El juego del Calamar”, confesó este jueves que varios de los personajes marginales que protagonizan la producción encontraron su relato de ficción en distintos episodios de su vida.
Como el caso de Sang-woo, un aproblemado banquero de la serie, quien al igual que Dong-hyuk, estudió en la elitista Universidad Nacional de Seúl y pese a ello, debió luchar financieramente para sostenerse en un mercado laboral competitivo como el de Corea del Sur.
Lo mismo con Gi-hun, un desempleado y apostador compulsivo, que fue criado como el director de la serie, por una madre viuda en un departamento subterráneo muy parecido al que aparece en la premiada película “Parásitos”.
Y también para el caso de Ali, un trabajador migrante pakistaní abusado y explotado por su empleado coreano, cuyos orígenes los encontró en una de sus primeras experiencias en el extranjero.
Experiencias de vida
“Corea es una sociedad muy competitiva. Yo tuve suerte de sobrevivir a la competencia e ingresar a una universidad buena”, contó Dong-hyuk, quien respecto del personaje pakistaní expuso que se originó en un viaje suyo al Reino Unido.
“Cuando visité Reino Unido a los 24 años, un funcionario blanco de migración en el aeropuerto me miró de manera despectiva e hizo comentarios despectivos. Me resulta chocante hasta el día de hoy. Creo que ese día yo fui como Ali”, reflexionó.