Se cerró el libro de pases y con ello -esperemos- los constantes reclamos por la falta de refuerzos. Como se dice por ahí, es lo que hay, que no es poco, considerando que sólo están en juego el Campeonato Nacional y la Copa Chile.
Ya sin torneos internacionales a los cuales ir a sufrir papelones, la obligación de ganar el título recae en un solo club: Colo Colo. Si bien perdió a Pablo Solari, los competidores directos del “Cacique” ya se quisieran el plantel que tiene Gustavo Quinteros, que por más que quiera sacarse la presión de ser campeón, sabe que su equipo tendría que hacer muy mal las cosas para que la estrella 33 se le escape de las manos, algo como lo que ocurrió el año pasado con los descuidos frente al covid-19.
La otra gran obligada es una Universidad Católica llena de estrellas, aunque ya no a obtener el “penta”, pues incluso ganando todos sus partidos, podría no alcanzarle (si lo hiciera, no llegaría al rendimiento que la llevó a lograr el “tetra” en el 2021). Ariel Holan fue claro en que la UC debe conseguir un cupo para la próxima Libertadores, ya sea quedando entre los tres primeros o consagrándose en el certamen copero.
Universidad de Chile también tiene un deber por delante: quizá es pedirle mucho clasificar a una copa continental, pero sí puede exigírsele evitar que por cuarta temporada seguida sus hinchas tengan que padecer hasta el final por el temido descenso. Para eso tendría que seguir haciéndose “autogoles”, aunque empezaron con el “pie derecho” con los casos de Martín Parra -desaprobado públicamente por Diego López- y Yonathan Andía.
En la “U” todo puede pasar...