Hace exactamente dos años, la Corporación Santiago 2023, a cargo de preparar y producir los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de ese año, tenía planificada su primera gran actividad pública. En el Estadio Nacional, la capital comenzaría a vivir la competencia polideportiva continental. Ese domingo a mediodía comenzaría la cuenta regresiva para la mayor cita deportiva que Chile ha afrontado como organizador desde la Copa del Mundo de 1962. Con el 20 de octubre de 2023 en el horizonte, la fecha de la jornada inaugural de esos 17 días, la fiesta comenzaría a vivirse. Sin embargo, los eventos del viernes anterior, los del 18 de octubre de 2019, impidieron que el temporizador, con la cuenta, comenzara a correr como estaba previsto, aunque el cronómetro para encender el pebetero americano corre inmisericordemente.
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Mientras prepara las maletas para partir a Atenas, a la primera reunión presencial de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales, Miguel Ángel Mujica, presidente del Coch, analiza el presente y futuro de los Panamericanos y Parapanamericanos, a 24 meses de su arranque.
Hace exactamente dos años estaba fijada la primera actividad oficial de los Juegos de Santiago. Se iba a iniciar la cuenta regresiva, pero sobrevino el estallido social y la pandemia. ¿Cómo está la capital a dos años de eso y a igual distancia del comienzo de la competencia?
—Tal como usted dice, han sido dos años muy especiales. No sólo para nosotros, sino que para todo Chile. La Corporación Santiago 2023 ha tenido que irse adaptando a estos nuevos tiempos para poder cumplir con el cronograma entregado por Panam Sports, que es muy exigente. Creo que nuestra ciudad sigue contando con altos estándares de conectividad, seguridad y atractivos turísticos en relación al resto de los países del continente, y estoy seguro de que las miles de personas que vengan a los Juegos se darán cuenta de eso.
¿Cómo han impactado los eventos nacionales y sanitarios, la preparación y producción del evento?
—Sin duda que la pandemia ha transformado la forma de organizar los eventos deportivos. No podemos saber exactamente cuál va a ser la situación en dos años más, pero cualquiera sean los requerimientos sanitarios, los vamos a cumplir. Nosotros no sólo queremos que este sea un evento bien organizado y con buenos deportistas, queremos que sea una fiesta para todo el país y toda América, que el deporte nos permita unirnos en tiempos donde no hay muchas otras oportunidades de unidad.
El cambio de gobierno, en marzo, ¿puede afectar los preparativos?
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—Creo que no y espero que no. El compromiso del país con los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos no es de un gobierno, es del Estado de Chile. Piense usted que la postulación se ganó en el último gobierno de la Presidenta Bachelet, hemos avanzado a grandes pasos con el gobierno del Presidente Piñera y, ahora, terminaremos de organizar y, luego, ejecutar con cualquiera que sea el próximo gobierno. Para esto, además, esperamos el apoyo necesario en el Congreso, donde se deben aprobar los recursos en esta materia para 2022.
Con todas estas coyunturas, ¿se pueden esperar unos Juegos sin los contratiempos que tuvo Lima, que terminó debiendo gastar muchos millones de dólares adicionales por los atrasos, debiendo recurrir a expertos ingleses para llegar a tiempo?
—Nosotros, acompañados por Panam Sports, hemos trabajado desde un comienzo con la experiencia de Lima a la vista, no sólo con las cosas negativas, sino también con las positivas, que fueron muchas. Nosotros esperamos que no haya mayores retrasos, porque todavía estamos a tiempo para ejecutar todo lo que se había planificado. El escenario de Lima era distinto al que tiene hoy Santiago.
De las personas que actualmente encabezan la organización, usted es la única que estará en el cargo para los Juegos. ¿Cuál es el legado que la competencia debiera dejar al deporte nacional?
—Personalmente, creo que estos Juegos van a marcar un antes y un después para nuestro país, en tres dimensiones: una dimensión deportiva, donde tendremos un Team Chile de casi 700 deportistas y prácticamente en todas las disciplinas, algo nunca antes visto; una dimensión de infraestructura, donde el legado será de nivel mundial para seguir desarrollando el deporte de alto rendimiento; y una dimensión social, o de comunidad, donde esperamos que el evento convoque a todos los chilenos en torno al deporte.