Hace un buen rato que la mayoría dejó de llamarle “Niño” y quedó en “Maravilla” a secas. Claro, Alexis tiene 32 años y ya no es ese joven que buscaba desequilibrar siempre en el mano a mano.
Ahora es más un lanzador y habilitador, tarea que le encomendó Lasarte en la reciente triple fecha. Y la cumplió con distinción.
Pese a que venía falto de fútbol, varios lo reventaron tras la derrota en Perú, donde por lo menos lo intentó, especialmente en la primera media hora, generando peligro cerca del área. Después se fue hundiendo, junto al resto del equipo.
Muchos dijeron que ya no era el mismo de antes, como si eso fuese novedad, y otros incluso pidieron que lo dejaran en la banca. Hasta “Machete” reconoció que pensó en sacarlo en Lima.
En apenas siete días, en dos partidos diferentes, el tocopillano dejó claro que, mientras esté disponible físicamente, tiene que jugar. Nunca hubo nadie como él en nuestra historia y quizá cuándo aparezca alguien similar, por algo está en la discusión del mejor chileno de todos los tiempos y no por nada posee todos los récords importantes de la Selección.
Mientras los focos se fueron con Brereton y Pulgar, “AS7″ fue el autor intelectual de cuatro de los cinco goles en San Carlos: ante Paraguay metió el pase filtrado que terminó en el 1-0 de Ben -previa asistencia de Isla- y luego cedió al propio “Huaso” para el 2-0; y frente a Venezuela le puso dos centros en la cabeza a Erick.
Así es el nuevo/viejo Sánchez, muy probablemente el “10″ de la “Roja” si “Big Ben” y “Edu” Vargas están a disposición. Un tridente que ilusiona.