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“Nunca habíamos escuchado que un ser humano fuera comido en su totalidad”: perros devoraron a su dueño y se engulleron hasta los huesos

Un hombre de Texas cuyo paradero era desconocido desde hace meses fue comido, con todo y huesos, por sus propios perros, informaron las autoridades.

Expertos forenses informaron el martes que en los análisis de ADN se determinó que los fragmentos óseos que se recuperaron de las heces de los animales pertenecían a Freddie Mack, de 57 años, señaló la jefatura de policía del condado Johnson.

Los 18 perros de raza mestiza al parecer devoraron en su totalidad el cuerpo de Mack, incluyendo ropa y cabello, y lo único que dejaron fueron fragmentos óseos de entre 5 y 12 centímetros, dijo el agente Aaron Pitts.

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“Nunca, pero nunca, ni nosotros ni con las personas que hemos hablado, habíamos escuchado que un ser humano fuera comido en su totalidad”, dijo Pitts a The Associated Press. “Los huesos fueron partidos por completo y comidos”.

Mack padecía de severos problemas de salud, y se desconoce si sus perros lo mataron o se lo comieron después de que falleciera de un problema médico.

“De cualquier forma, es algo grotesco y ofrecemos nuestras condolencias a la familia de Freddie Mack”, señaló el jefe de policía del condado Johnson, Adam King, en un comunicado.

Un familiar reportó en mayo la desaparición de Mack de su residencia cerca de Venus, una comunidad con menos de 4.000 habitantes ubicada unos 50 kilómetros (30 millas) al suroeste de Dallas, diciendo que su familia no tenía noticias de él desde mediados de abril.

Los agresivos perros impidieron que la familia ingresara a la propiedad de Mack, y también representaron un problema para los agentes, quienes a la larga pudieron echar un vistazo al utilizar un “método de distracción” para mantener a los animales a distancia, según la policía.

Los agentes no pudieron localizar a Mack y, después de varios días de búsqueda, los investigadores volvieron para examinar la propiedad a detalle. Entre la hierba alta encontraron heces de perros que contenían restos de cabello humano, ropa y huesos. Los fragmentos de mayor tamaño fueron enviados al Centro para la Identificación de Restos Humanos de la Universidad de North Texas, y finalmente se determinó que eran los de Mack a través de un análisis del ADN familiar.

Pitt dijo que dos de los perros fueron asesinados por la jauría, otros 13 fueron sacrificados por su “agresividad” y tres más han sido dados en adopción.

El agente dijo que Mack mantenía a sus perros bien alimentados y atendidos. La única otra vez que Mack estuvo involucrado con la policía fue en 2017, cuando llamó a las autoridades desde el hospital para pedir si alguien podía ir a ver cómo estaban sus animales, señaló Pitts.

“Este hombre amaba a sus animales”, dijo el agente.

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