No tiene nada que ver con que estemos en medio de la Copa América, pero la NASA comfirmó la existencia de unos extraños » balones de fútbol eléctricos» que podrían ser la clave para resolver uno de los más grandes misterios interestelares.
Investigadores de la Universidad Católica de América, gracias al Telescopio Espacial Hubble de la agencia espacial estadounidense detectaron la presencia de moléculas cargadas eléctricamente en el espacio en forma de pelotas de fútbol, arrojando luz sobre los misteriosos contenidos del medio interestelar (ISM), el gas y el polvo que llenan el espacio interestelar.
«Dado que las estrellas y los planetas se forman a partir de nubes de polvo y gas que se colapsan en el espacio, el ISM difuso puede considerarse como el punto de partida de los procesos químicos que en última instancia dan origen a los planetas y la vida», dijo el investigador de la citada casa de estudios Martin Cordiner, sobre el trabajo.
De qué sirve este descubrimiento
«La identificación completa de su contenido proporciona información sobre los ingredientes disponibles para crear estrellas y planetas», explicó Cordiner.
El autor principal del artículo publicado el 22 de abril en la revista Astrophysical Journal Letters, detalló que las moléculas identificadas por él y su equipo son una forma de carbono llamada «Buckminsterfullerene», también conocida como «Buckyballs», que consta de 60 átomos de carbono (C60) dispuestos en una esfera hueca.
Si bien se ha encontrado C60 en algunos casos raros en la Tierra en rocas y minerales, las que también pueden aparecer en hollín de combustión a alta temperatura, y también han sido encontradas en el espacio, esta es la primera vez que se confirma que una versión con carga eléctrica (ionizada) está presente en el ISM difuso.
“Antes de la detección de C60, las moléculas más grandes conocidas en el espacio tenían solo 12 átomos de tamaño. Nuestra confirmación de C60 + muestra cuán compleja puede ser la astroquímica, incluso en la densidad más baja, en los ambientes más fuertemente irradiados con radiación ultravioleta de la galaxia», detalló el investigador.
Pero cuál es la real implicancia del descubrimiento, Cordiner lo explica así: «La vida como la conocemos se basa en moléculas que contienen carbono, y este descubrimiento muestra que las moléculas de carbono complejas pueden formarse y sobrevivir en el entorno hostil del espacio interestelar. De alguna manera, la vida puede considerarse como lo último en complejidad química».
«La presencia de C60 demuestra inequívocamente un alto nivel de complejidad química intrínseca a los entornos espaciales, y apunta a una gran probabilidad de que otras moléculas extremadamente complejas, que contienen carbono, surjan espontáneamente en el espacio», agregó.