Tom Watkins es un menor de 15 años que a simple vista tiene una vida normal. Tiene una polola, usa un vestuario a la moda y no tiene ningún problema con sus padres. Sin embargo, la justicia holandesa le quiere quitar la custodia del niño a su madre debido a que solamente consume frutas y verduras crudas.
Según revela El País, la progenitora identificada como Francis Kenter ha alimentado a su hijo desde los 5 años basándose en una dieta crudivegana, ya que considera que si el adolescente come productos cocinados o de origen animal tendrá efectos negativos en su salud.
Toda esta historia es contada en el documental Rawer, en donde por ejemplo se ve como los médicos intentan convencer a la madre que alimente de mejor manera al joven ya que está causando daños irreparables en su organismo y limitando su crecimiento. Sin embargo, Tom asegura que no es obligado a seguir dicha dieta, sino que él lo hace bajo su propia voluntad.
«Un día Francis me llamó por teléfono para contarme que los servicios sociales para el bienestar infantil le acusaban de negligencia materna. En el hospital decían que Tom estaba malnutrido, pero ella no estaba de acuerdo y seguía sin querer cambiar su dieta. En ese momento supe que tenía que cerrar el círculo y hacer una secuela», cuenta la directora Anneloek Sollart, haciendo alusión a su primer documental en donde también aparece la citada familia.
En la producción, la madre asegura que el pescado tiene mercurio por lo que provoca «esquizofrenia», que las carnes dan «cáncer», que el maní está contaminado por una especie de «hongo» y que los lácteos son una «bomba de hormonas», lo cual genera un crecimiento anormal en los niños.
Este punto es el que utiliza ante los médicos cuando ellos le aseguran que la dieta está provocándole a su hijo problemas, y que tendrá al menos unos 12 centímetros menos que el promedio ya que su alimentación es pobre en calorías, proteínas, calcio y ciertos tipos de grasas.
«Tiene los síntomas de malnutrición de un niño africano», asegura en el documental uno de los especialistas que aparecen en pantalla.
Por lo mismo, los servicios sociales quieren llevar a la mujer ante los tribunales para quitarle la custodia, pese a que queda en evidencia en el espacio que Francis es una madre preocupada, atenta y cariñosa con su hijo.
También aparece el padre de Tom, quien está divorciado de la madre. Y pese a que manifiesta estar en contra de la dieta crudivegana, encuentra estúpidas las críticas a la mujer, ya que asegura que es una buena progenitora.
Mientras tanto, la directora del documental cuenta que justamente esta dualidad es lo que hace atractiva la producción: «Aspiro a que cuando veas la película tengas que admitir que no es sencillo resolver este problema».
«Francis pone sobre la mesa algunas cuestiones interesantes, como la de los niños alimentándose de comida basura en las escuelas. ¿Pero está yendo demasiado lejos? ¿Cuándo tiene que intervenir el Gobierno? ¿Cuándo estás haciendo más mal que bien? Es muy complicado. La película va sobre todas esas cuestiones, pero sobre todo trata sobre la cercana y asfixiante, pero también amorosa, relación entre una madre y su hijo», remata Sollart.