Fernando Candia y Felipe Osiadacz fueron finalmente condenados a dos años de prisión tras declararse culpables de homicidio culposo por la muerte del ciudadano malayo Yusaini Bin Ishak tras un incidente en el lobby del hotel donde se hospedaban en Kuala Lumpur.
Pese a que en un inicio arriesgaban la pena de muerte en la horca, finalmente los nacionales lograron un acuerdo con la fiscalía que les permitió recalificar el delito y rebajar el castigo, solicitándose tres años de cárcel. Sin embargo, el juez decidió finalmente que los dos jóvenes debían permanecer dos años en reclusión.
Y debido a que llevan ya 15 meses internados, en nueve meses más podrían salir en libertad. Eso sí, podrían apelar a su buen comportamiento, lo cual podría adelantar su salida en 30 días, lo cual en el mejor de los escenarios podría permitirles pasar Navidad y Año Nuevo como hombres libres.
Durante la audiencia en que conocieron la sentencia del juez, los nacionales revelaron sus pensamientos y manifestaron sus planes a futuro una vez que salgan de prisión.
Osiadacz señaló que «no somos criminales, viví en Australia y Nueva Zelanda y nunca tuve problemas (…) llevamos sufriendo más de un año y tres meses. Quiero volver a Chile para conocer a mi sobrina, quiero ser libre».
«No es fácil hablar, desde el fondo de mi corazón pido perdón a las víctimas, nunca planeamos este accidente, nosotros sólo vinimos acá de vacaciones. Yo tenía planes de viajar a España y casarme por esta bella persona», afirmó haciendo alusión a su novia, una ciudadana belga identificada como Gaele y que ha estado apoyándolo en el país asiático.
En ese sentido, el joven admitió semanas atrás en diálogo con La Tercera que «de no haber sido por ella, me habría suicidado».
Por último, Candia insistió que «nunca hemos atacado a nadie, no somos criminales sólo queremos ser felices y estar con nuestra familias».
