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“De no haber sido por ella, me habría suicidado”: chilenos detenidos en Malasia rompen su silencio y revelan su intimidad

«No hemos tenido problemas con nadie más allá de algunos encontrones, nos llevamos bien con los demás presos». Fernando Candia es quien responde, rompiendo el silencio que tanto él como Felipe Osiadacz han mantenido durante más de un año.

En dicha frase, el joven cuenta como ha sido todo este período en prisión tras ser ambos detenidos tras un confuso incidente en el lobby del hotel donde se hospedaban en Kuala Lumpur, la capital de Malasia, hecho en el cual falleció un «ladyboy».

Los dos nacionales revelaron detalles de su intimidad a La Tercera, mientras se desarrolla el juicio en el cual arriesgan la pena de muerte en la horca, pese a que en la última audiencia la fiscalía solicitó recalificar el delito a homicidio involuntario, por lo cual el castigo máximo sería 10 años de prisión.

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Pese a esto, la defensa de los chilenos insiste en la inocencia de ambos, mientras que Felipe relata que han establecido más cercanía en la cárcel con un reo argentino y otro ucraniano, los cuales se encuentran detenidos por tráfico de drogas.

Además de esto, indican que en la prisión han desarrollado un proceso espiritual de autodescubrimiento y que han leído mucho sobre reiki y meditación, así como también han leído más de 80 libros, entre ellos la saga completa de «Juego de Tronos».

Sin embargo, el deseo que más pasa por sus mentes no es otro que volver a nuestro país. Solo quieren disfrutar con sus cercanos y vivir tranquilos. «Solo me importa lo que piense mi familia y mis amigos. Cada uno puede inventar lo que quiera, pero yo sé cuál es la verdad», dice Fernando.

También bromean sobre qué pasará con su relación de amistad, considerando que llevan bastante tiempo juntos. «Al principio nos separaremos un poco», ironizan.

Osiadacz indica que no sabe que hará eso sí al salir de prisión, si todo el juicio termina saliendo bien, ya que está pololeando con una ciudadana belga de nombre Gaelle, a la cual conoció en Nueva Zelanda. «Vivimos unos meses juntos, muy intensos», admite el joven.

Además, agrega que ella ha sido su principal soporte todo este tiempo. «De no haber sido por ella, me habría suicidado», confiesa entre lágrimas.

Por último, señalaron que ellos le pidieron a sus familias que no den entrevistas y que no salgan en cámara por miedo a que esto signifique algo negativo en el juicio. De igual manera, recalcan que el silencio también es por una importante razón: «Son nuestras vidas las que están en juego», remata Osiadacz.

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