El balón de fútbol que Vladimir Putin le obsequió al presidente Donald Trump podría haber tenido un dispositivo oculto después de todo. Aunque no necesariamente se trata de una trama de espionaje.
Adidas informó que la pelota del Mundial de Rusia lleva incrustado un microchip que permite tener acceso a información de productos de la compañía desde un smartphone.
Después de que el líder ruso se lo entregó a Trump tras su reunión en Finlandia, el senador republicano Lindsey Graham (quien es crítico de Putin) tuiteó que él lo revisaría para ver si traía micrófonos escondidos.
Eso fue exactamente lo que hizo el Servicio Secreto. Todos los regalos que recibe el presidente son revisados por motivos de seguridad.
Trump dijo que le daría el balón rojiblanco a su hijo Barron, de 12 años, quien es aficionado al fútbol.
Graham dijo que “nunca permitiría que (el balón) estuviera en la Casa Blanca”.
La residencia presidencial no tenía información nueva el miércoles relacionada con la pelota.