* Analista internacional
Israel lanzó el martes 19 un amplio bombardeo aéreo contra posiciones militares sirias y, en especial, contra los efectivos iraníes de la brigada de Al Qods. El ataque más intenso habría sido contra instalaciones próximas al aeropuerto de la capital Damasco. Allí, según fuentes israelíes, los efectivos iraníes almacenan grandes cantidades de cohetes y misiles que luego distribuyen a sus aliados en la región, con los libaneses de Hezbolá a la cabeza. El bombardeo habría dejado más de una veintena de muertos. Israel ha realizado, desde hace años, múltiples ataques con el fin de socavar la presencia iraní.
Teherán ha desarrollado, a lo largo del tiempo, un llamado “programa de precisión”, que consiste en mejorar el alcance y puntería de sus drones y misiles. El avance iraní en la materia es tomado con seriedad desde el ataque, el 14 de septiembre, contra una refinería y yacimientos petroleros saudíes. Los rebeldes yemenitas hutíes reivindican la exitosa acción que paralizó buena parte de la producción saudí. Irán niega toda participación, pero los ingenios empleados fueron fabricados en el país.
Como en todo conflicto, el país más fuerte, en este caso Israel, busca un choque frontal para hacer prevalecer su mayor poder de fuego. El más débil, en términos tecnológicos, Irán, prefiere un enfrentamiento prolongado, la clásica guerra de desgaste. El general Qassem Soleimani, jefe de las brigadas Al Qods de los Guardias Revolucionarios, ha elaborado una estrategia para resistir a sus enemigos. Ella contempla la construcción de vastas redes de túneles para sobrevivir a los bombardeos. También cuenta con armas de gran movilidad, aptas para fuerzas irregulares.
En estos momentos, tanto Israel como Irán podrían tener incentivos para acentuar su antagonismo. Israel se encuentra en un bloqueo político, incapaz de formar un gobierno, por lo que tendría que realizar una tercera elección general para superar su parálisis política. Los períodos electorales conllevan la tentación de explotar la amenaza externa. Algo que el primer ministro Benjamín Netanyahu ha hecho en el pasado.
Irán atraviesa por una compleja situación económica con una inflación de 40 por ciento. El impacto de las sanciones estadounidenses, en castigo por su programa nuclear, provocan severas carencias. El gobierno viene de decretar un alza del precio de los combustibles, hecho que ha provocado una de las mayores protestas callejeras en años. La respuesta de las autoridades ha sido brutal, con más de cien muertos a manos de uniformados que han utilizado armamento de guerra para reprimir a los manifestantes. Teherán acusa a potencias extranjeras de instigar los desórdenes. Una situación explosiva, que puede tentar a los gobernantes a desviar la atención a enemigos externos.
Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro