Con una energía imponente, el doctor Bradley Saint, de nacionalidad haitiana, se presenta ante mí para cooperar en el experimento social que estamos a punto de realizar con Publimetro. Un español impecable lo destaca. Acude con muchas ganas para ser el protagonista de una historia que a él mismo le preocupa. “La barrera idiomática perjudica mucho al paciente haitiano”, responde ante nuestras dudas. Se prepara, con todos los instrumentos para hacer pasar por un momento incómodo a diferentes pacientes chilenos.
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Bradley entiende que esto es para que la gente se ponga en el lugar de sus compatriotas. Para que comprenda que es difícil llegar a una consulta, con diferentes síntomas y no tener como expresar sus dolores. De hecho, quedamos preocupados al saber este es uno de los motivos por lo cual los haitianos no acuden a los hospitales.
Se acomoda en el box médico, abre su mochila y saca la bandera de Haití. Y lo primero que hace es colgarla al fondo de la consulta. Donde apuntan las cámaras y los flashes directamente. Fue una situación que ninguno de los presentes esperaba. Rompió con los esquemas de la grabación. Incluso, la bandera se cayó en varias ocasiones mientras grabábamos. “¿La sacamos o la dejamos? “Pero es que si la sacamos se va a ver raro después, porque ya la tenemos desde el principio”, son las incertidumbres de nosotros. Pero Bradley no se rinde. La vuelve a poner una, dos y tres veces y cada vez con más cinta adhesiva.
Durante el transcurso de las grabaciones, las risas nerviosas se apoderaron de nosotros. Esto, porque nos contagiábamos de lo que estaban viviendo los mismos pacientes.
Yo era un paciente más. Con la misma incertidumbre de lo que podría pasar. Con sensaciones encontradas. En un momento, cuando uno de lo pacientes no entendía exclusivamente nada, mi mente viajó y se transportó a una consulta ficticia, donde los papeles estaban revertidos y un doctor chileno no comprendía el dolor lo que yo sentía. No logré explicarle, por lo que volví a la realidad. Miré a la bandera haitiana y me dije: Ojalá esto se pueda cambiar. Ojalá exista una ayuda definitiva para ellos y para esta problemática.
La bandera estuvo presente en cada historia de cada paciente chileno que tuvo que presenciar como Bradley le hablaba en creole, mientras no le entendían. Es por eso que, la bandera de Bradley, se transformó en el símbolo de la barrera idiomática de este trabajo, en el símbolo de un experimento social que busca que cada uno de nosotros, dejemos de lado nuestro privilegio, y nos pongamos en el lugar de los haitianos en Chile.