España está conmocionada. El actuar del llamado «Monstruo de Tenerife» mantiene en vilo a la sociedad.
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¿Cómo un hombre motivado por celosos y venganza pudo matar a sus dos hijas, Anna y Olivia, de 6 y año?
Hace más 40 días que Tomás Gimeno no devolvió a las pequeñas a la hora establecida con su madre. Acto seguido, llamó Beatriz Zimmerman y le advirtió que no vería más a sus hijas y a él.
Después de más de 40 días, las autoridades encontraron el cuerpo de pequeña de 6 años, en el fondo del mar, atado al ancla de la embarcación de Gimeno, que permanecía a la deriva.
El cuerpo de Olivia estaba en una bolsa, y al lado de ella había otra bolsa similar, pero rota. Las autoridades especulan que ahí estaba el cadáver de Anna, que sigue desaparecida.
Los investigadores han determinado que el móvil del asesino fue causar daño a su expareja producto de los celos.
Dichos medievales
En medio de esta ambiente de profundo dolor e impacto, donde todos los días se conocen más detalles de cómo este hombre violento y controlador planificó el crimen de las dos niñas, aparece el cura Fernando Báez Santana.
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Este párroco católico llamado padre Báez no encontró nada mejor que justificar las acciones del parricida y culpar a la madre de las pequeñas de su muerte.
El cura aseguró que las «infidelidades» de Beatriz habrían generado el accionar de Gimeno.
En radios canarias y por redes sociales, el cura aseguró que la muerte de las niñas se debió a que la mujer rompió el matrimonio y a su «infidelidad».
Incluso, este cura agregó que si la madre hubiera seguido casada, Anna y Olivia seguirían vivas porque «antes el hombre aguantaba a las mujeres aunque se volvieran locas».
Rechazo e investigación
Las brutales declaraciones de Báez hicieron que la fiscalía de España iniciara una investigación.
Las autoridades justificaron su decisión por «la indignación social generada por tales manifestaciones y el común rechazo de que se han hecho acreedoras».
En un comunicado, la fiscalía detalló que el inmenso dolor que vive la madre de las pequeñas «exacerba las obligaciones de discreción y reserva durante la tramitación de las diligencias de investigación incoadas hasta su completa resolución».
El Obispado de Canarias también lamentó los dichos del cura aunque no anunció ninguna medida concreta contra una persona que justifica la violencia.