Las fuerzas de seguridad holandesas han detenido a más de 130 personas durante la cuarta noche de protestas por la imposición de un toque de queda y otras restricciones anunciadas para contener la pandemia de COVID-19, si bien el nivel de violencia habría sido menor al de jornadas anteriores.
«Se impidieron grandes altercados», ha sentenciado la Policía, al hacer balance este miércoles de las movilizaciones más recientes, en las que de nuevo han participado principalmente jóvenes. Tan solo se habrían registrado choques aislados con las fuerzas de seguridad.
Varias noches
En el caso de Rotterdam, que se vio sacudida por una especial violencia en noches anteriores, las autoridades cifran en 81 los detenidos, en su mayoría personas menores de 25 años. Están acusados de incitación y de desórdenes públicos.
Los incidentes han provocado duras críticas por parte de administraciones y partidos. «Los disturbios no tienen nada que ver con las protestas o la lucha por la libertad. Debemos ganar juntos la batalla contra el virus, porque sólo entonces podremos recuperar nuestra libertad», declaró esta semana el primer ministro, Mark Rutte.