En Perú aún asoman críticas por el desempeño del árbitro chileno Julio Bascuñán en la derrota de esa selección ante Brasil por las Eliminatorias Sudamericanas, en un partido donde el juez FIFA de nuestro país sancionó dos penales a favor del «Scratch».
Incluso, y a pesar de un viejo axioma que asegura que «las cosas del fútbol se resuelven en el fútbol», en las últimas horas un grupo de abogados peruanos interpuso una demanda legal contra el árbitro ncional y ahora sostienen que, de seguir el proceso su curso judicial, incluso podrían pedir la extradición del referí.
Frente a ese tema que involucra a uno a sus asociados, el Sindicato de Arbitros del Fútbol Profesional Chileno salió en defensa de Bascuñán, «ante el excesivo ataque y las críticas a uno de nuestros socios en relación al desempeño en el partido Perú versus Brasil, y sin haber oído públicamente una defensa de la Comisión de Árbitros de Chile y tampoco de la ANFP», según expresa el presidente del Sindicato, Johnny Harasic.
«Las decisiones y acciones propias de los árbitros, considerando aciertos y errores, están amparadas en las reglas de juego. Las teglas del fútbol son relativamente sencillas en comparación con las de otros deportes de equipo, pero dado que muchas situaciones son ‘subjetivas’ y que los árbitros son humanos y por lo tanto cometen errores, siempre habrá decisiones que den lugar al debate y la discusión. Hay quienes creen que estos intercambios forman parte del encanto del juego, pero, sean las decisiones correctas o incorrectas, el espíritu de este deporte requiere que las decisiones arbitrales sean siempre respetadas», sostiene el presidente del gremio referil.
Asimismo, Harasic apunta que «lo que se asume propio del ámbito del juego y, al ser reglas conocidas por todos, no pueden desconocerse luego de tal o cual resultado. Por lo tanto, no es motivo para generar demandas en tribunales ni organismos de cada país, entendiéndose éstas en el ámbito propio de la naturaleza del juego».
Lo que sucede en la cancha no puede terminar en los tribunales
Johnny Harasic cree que la reconocida capacidad y la formación profesonal de los árbitros chilenos los exime de cuestionamientos tan apasionados y exentos de rigor técnico. «Todo aquello que sucede en un partido de fútbol y el impacto que pueda tener en los involucrados, sean jugadores, dirigentes, clubes, árbitros, directivos, asociaciones y otras, no pueden ser más que entendidas en el marco de un juego y que no pueden por ningún motivo terminar en los tribunales ordinarios de carácter nacional o internacional».
No hay que judicializar el fútbol profesional
Incluso, el dirigente de los árbitros lo grafica: «Si así no fuere, tendríamos que pasar a control de detención cada lunes, terminada una fecha de fútbol, a todos los jugadores que agredieron con un golpe de puño o dieron alguna patada descalificadora al adversario, para que sean llevados ante un fiscal y luego hacerles un juicio… Así lo expresa la regla en la Regla Número V, numeral 7: los árbitros y los otros miembros del equipo arbitral no serán responsables de ningún tipo de lesión que sufra un jugador, miembro del cuerpo técnico o espectador; ningún daño a la propiedad, sea esta del carácter que sea; cualquier otra pérdida sufrida por una persona física, club, empresa, federación o entidad, la cual se deba o pueda deberse a alguna decisión tomada conforme a las Reglas de Juego o con respecto al procedimiento normal requerido para celebrar, jugar y controlar un partido».
La posición del Sindicato de Árbitros es tajante para cerrar filas en torno al caso de Bascuñán y cualquier juez chileno que sea criticado por su desempeño dentro de la cancha. «Ante tan categórico amparo legal y evidente tenor jurídico, declaramos el total y absoluto rechazo a todo tipo de expresiones y amenazas contra Julio Bascuñán, de parte de un cuerpo de abogados peruanos aparecidos en la prensa internacional. No podrán amedrentarnos en nuestra calidad de jueces deportivos ni menos infundirnos temor, en el ámbito local y menos internacional».
Harasic garantiza que «en cualquier ámbito donde nos desempeñemos, haremos y daremos lo mejor profesionalmente, asumiendo con hidalguía y humildad la crítica de una interpretación equivocada, pero eso no puede ser argumento para generar en los árbitros de todo un país. ni menos del continente. cierta licencia de tal o cual equipo. Para un árbitro de fútbol, todos los participantes se merecen el respeto y la sana justicia deportiva».
