En agosto del año pasado un joven británico de 17 años, con trastornos de personalidad, empujó a un niño desde lo alto del museo londinense Tate Modern. Hoy fue condenado a cadena perpetua, con cumplimiento mínimo de 15 años de cárcel.
Jonty Bravery, hoy de 18 años, se declaró culpable de empujar al pequeño desde el décimo piso del recinto.
El niño de entonces 8 años, cayó unos 30 metros más abajo sobre un tejado del quinto piso, sufrió una hemorragia cerebral y fracturas en la columna vertebral, las piernas y los brazos.
Durante el juicio se expuso cómo Bravery investigó cuál era el edificio más alto de Londres y el 4 de agosto de 2019 se dirigió hasta el rascacielos Shard, ubicado en el distrito financiero de la capital, pero al comprobar que no tenía suficiente dinero para la entrada, acudió hasta la Tate Modern, cuyo acceso es gratuito.
Bravery, que sufre autismo y trastornos de personalidad, había advertido a sus cuidadores en el otoño de 2018 de que planeaba matar a alguien de este modo, según una grabación publicada en febrero por la radio BBC y el diario Daily Mail.
«En los próximos meses, tengo en mente que debo matar a alguien», se le oía decir, afirmando buscar un edificio alto de la capital. «Puede ser cualquier sitio mientras sea un lugar alto, podría subir, visitarlo y empujar a alguien desde allí», agregó.