«Tercera Guerra Mundial» fue el concepto que más se repitió luego de la noticia del asesinato del general iraní Qaem Soleimani, ordenado por el propio Donald Trump y ejecutado por un dron en las afueras del aeropuerto de Bagdad. Para muchos, la Casa Blanca ya prendió la mecha para un conflicto armado con potencial global, pero ¿estamos en realidad tan cerca del precipicio?
Si bien la tensión entre Estados Unidos e Irán es permanente, la muerte de uno de los tres hombres más importantes del régimen es hasta ahora la provocación más fuerte entre ambos bandos. Y a pesar de que nadie puede descartar una «salida de libreto», para expertos aún faltan otros componentes para que se cruce la línea: un ataque directo a Teherán o que otra superpotencia entre al juego.
«Esto es un recrudecimiento de una tensión que no se ha ido nunca», dice el analista internacional y académico del IDEA Usach, Fernando Estenssoro. El experto supone que el asesinato a Soleimani fue, sobre todo, una respuesta interna de Trump ante las protestas en Irak que atacaron su embajada en Bagdad, perpetrada por chiítas pro iraníes.
«Es una forma de tranquilizar a los ‘halcones’ que quieren la guerra en su país y aparecer en la prensa como el tipo duro», dice Estenssoro.
Alejandra Márquez, analista y académica de la U. de Talca, coincide en que el incidente aún no es motivo para otra gran guerra. «Fue un ataque muy estratégico, selectivo, sin invasión». Eso sí, cree que «la incertidumbre está en las amenazas de Irán, que las represalias no sean solo en medio oriente».
La académica afirma que es posible ver ataques a Arabia Saudita o Israel, para golpear directo a aliados de EE.UU., aunque no se descartaría atentados en países europeos, o en suelo estadounidense. «No se puede descartar ni el lugar ni la forma, porque ahora existen los ataques cibernéticos, que para los estados también son muy delicados», asegura Márquez.
¿Qué debe pasar para que la gota rebalse el vaso? Estenssoro dice que a Estados Unidos lo descoloca el expansionismo de Irán en su zona. Por eso, las elecciones del nuevo primer ministro en Irak serían claves: si se impusiera un representante de los chiíes, fracción musulmana que domina en Irán, los iraquíes serían aún más cercanos a sus vecinos.
Si bien nunca es descartable que alguien presione el botón que desate una batalla nuclear, para los expertos se requiere que otra superpotencia entre en juego antes de pensar en una tercera guerra. Además, un ataque directo a Whashington o Teherán.
«Aquí se podría abrir otra ventana para que Rusia entregue un apoyo, no necesariamente directo, a Irán», opina Márquez. Ese caso hipotético podría proyectar algo similar a lo que ocurrió en Siria, donde EE.UU. y Rusia tomaron bandos contrarios, o incluso que China deje su papel diplomático. Sin embargo, los académicos coinciden en que eso aún está lejos de salir del terreno de la especulación.