Evo Morales renunció el domingo y arrancó a México, donde el presidente Andrés López Obrador le dio asilo político. Junto al mandatario se fue el entonces vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, a quien le correspondía asumir el mando.
En la línea sucesoria luego venía el la presidenta del Senado y después el titular de la Cámara Baja, pero ambos renunciaron dada la cercanía que tienen con Morales.
Jeanine Áñez, quien era vicepresidenta del Senado, asumió el martes la presidencia y automáticamente se convirtió en la sucesora del presidente, pero el acto estaba viciado porque no había quorum para eso porque se restaron los parlamentarios del MAS, el partido de Morales. Ante eso, un pronunciamiento del Tribunal Constitucional aprobó su investidura.
La abogada de 52 años milita en el partido Plan Progreso para Bolivia Convergencia Nacional, y asumió la presidencia con la misión liderar un gobierno de «transición» que convoque a unas nuevas elecciones en un corto plazo.
«Voy a trabajar este corto tiempo porque los bolivianos merecen vivir en libertad, merecen vivir en democracia y que nunca más se les robe el voto», declaró.
Áñez fue muy crítica de la gestión de Morales y mucho más de su intento de lograr un cuarto período de gobierno, avalado por el Tribunal Electoral. «Su objetivo de querer quedarse un cuarto mandato fue totalmente mezquino», dijo hace unos días.
«Tengo que cumplir con el país; se trata de pacificarlo y llamar a elecciones; lo que quiere el país es tener un presidente y un vicepresidente legítimos, porque por ello se ha derramado sangre», declaró.
Polémicas
La política proviene de la ciudad de Trinidad, del departamento de Beni, en el centronorte del país, y llegó a la política el 2006 cuando fue electa para formar parte de la Asamblea Constituyente que aprobó la carta magna del 2009.
Áñez luego fue electa como senadora por su región y se opuso al proyecto de Evo Morales de construir una carretera por el territorio indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, que finalmente se paralizó por la protesta de comunidades locales.
En su segundo período destacó por su rechazo a un posible cuarto mandato de Morales, por su trabajo a favor de la prevención de los feminicidios y de la violencia contra la mujer.
La autoproclamanda presidenta tiene dos hijos: Carolina, odontóloga de 29 años, y de José, administrador de empresas de 24. Además está casada en segundas nupcias con un colombiano que fue candidato al Senado de su país por el Partido Conservador.
Áñez es la presidenta número 66 de Bolivia y la segunda mujer en ocupar ese cargo porque entre 1979 y 1980 Lidia Gueiler Tejada, estuvo al mando del país hasta que fue derrocada por un golpe militar.
Según sus cercanos la abogada es fanática del fútbol, y sobre todo de la selección. «Ahora, si se juega el clásico de La Paz entre The Strongest y Bolívar, le va más al Bolívar», dijo su hijo José.
La política practica fitness, gimnasia, trota y realiza zumba. Según su familia evita la comida chatarra, y su plato favorito es el pollo a la plancha.
El 2013 la abogada publicó una serie de tweets en los que se refirió con comentarios racistas y satánicos a miembros de las comunidades indígenas. También el 2017 se burló de la actual vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, debido a sus causas judiciales.
Hasta ahora Áñez no ha sido reconocida por muchos países como presidenta de Bolivia, pero dos muy importantes ya le dieron su respaldo: EEUU y Brasil.