Desde que saltó a la discusión el fenómeno de los «ninis» en Chile, personas entre 15 y 29 años que ni estudian ni trabajan, la estigmatización a los famosos millennials fue inmediata. Sin embargo, nuevas cifras, esta vez desde la vereda opuesta, plantean que los jóvenes nacionales estarían lejos de poder ser considerados con el apelativo de «flojos».
Así al menos lo dejan entrever los datos que rescató el Observatorio Laboral Metropolitana (OLM), que, en base a los antecedentes de la última Casen, hizo una suerte de radiografía a los «sisi» de la Región Metropolitana, mismo grupo etario de los ninis, pero que sí estudian y además trabajan.
Según los datos recogidos, en la zona metropolitana hay 152.662 jóvenes entre 15 y 29 años que mientras estudian, dedican parte de su tiempo para conseguir ingresos complementarios. Cabe considerar que el universo total en dicha edad es de 1,7 millones, por lo que los sisis representan casi el 9% (8,7) del total.
«Es interesante esta cifra central, porque al menos en lo que a Región Metropolitana se refiere, el porcentaje entre ninis y sisis es bastante similar», dice Ángeles Morandé, coordinadora del OLM. Y claro, porque se calcula que los jóvenes que no estudian ni trabajan en Santiago representan el 11%, apenas 2 puntos porcentuales más de los que sí hacen ambas cosas.
En términos de género, casi 66 mil de los sisis son mujeres, mientras que 86 mil son hombres, representando el 43,2% y el 56,8% de participación respectivamente. A su vez, por tramos etarios, los jóvenes que cumplen la no menor tarea de compatibilizar estudios y trabajo para mejorar sus ingresos se concentran principalmente en los tramos de edad de entre 20 y 24 años (46,7%) y entre 25 y 29 años (38,3%).
Los sisis son, a su vez, un claro ejemplo de qué grupos socieconómicos en el país sí pueden optar a la educación secundaria. Eso, porque son en su mayoría chicos de clase media o sectores más acomodados. Del total de ellos en la RM, el tercer quintil es el que más sisis acapara, con el 24%. El quinto y cuarto quintil también supera el 20%, mientras que el tramo más pobre no supera el 12,9% de participación.
“Estas cifras nos entregan un dato muy interesante, respecto de que los jóvenes sí están compatibilizando estudio y trabajo en la región. Esperamos que esta tendencia se vaya extendiendo al resto de los quintiles», señala la directora del Sence Regional, Verónica Garrido.
Quienes viven en la dualidad de trabajar y estudiar son, en su gran mayoría, estudiantes universitarios, con un 56,9%, mientras quienes optan a una carrera técnico profesional, representan el 26% de los sisis.
Eso sí, un segundo dato de alerta es que la infame brecha laboral de género por ingresos, que tanto sufren las mujeres en el mercado laboral formal, es igual de nefasta en la rutina mayoritariamente part time de los sisis. El promedio de los salarios es de $337.669. Mientras las mujeres de este grupo reciben un sueldo promedio de $272.992, el de los hombres llega a los $384.970, generando una brecha de género de 29,1%.
A Rodrigo Larraín, sociólogo de la Universidad Central, le llama la atención que el ingreso promedio, a pesar de que los empleos sean mayoritariamente de medio tiempo, sea tan alto. «Es apenas unos 60 mil pesos menos que los $400 mil que recibe la mitad de los trabajadores en Chile, o menos (…) Eso podría decir varias cosas: que estos jóvenes traen incorporada una disciplina del trabajo o que traen consigo, en su mayoría, un buen capital cultural y educacional».
Por su parte, Morandé recalca que los sisis «tienen mayor nivel educacional y pertenecen a hogares de mayores ingresos. Los jóvenes ‘nini’ están más bien en quintiles de menores ingresos y por ende pertenecen a hogares más vulnerables”, explica.
¿Qué oficios prefieren los que estudian y trabajan? La mayoría, según las cifras de la Casen, se desempeña como vendedores y demostradores de tiendas y almacenes. Le siguen de cerca los embaladores, reponedores y otros empleos de manufactura.
«Pese a lo que algunos piensan sobre los jóvenes chilenos, informes como los del Banco Interamericano de Desarrollo demuestran que en Latinoamérica los ‘ninis’ doblan en número a los ‘sisis’. Sin ir más lejos, en México el 12% de jóvenes estudia y trabaja, mientras que el 34% son ‘ninis’. Acá en Chile eso no es así, ambos grupos están bien equiparados», agrega la coordinadora del OLM.
Larraín, por su parte, destaca que estos datos demuestran que «estudiar, los años de escolaridad, son el mejor predictor de mejores ingresos en Chile». Eso sí, indica, «la poca participación de los quintiles más bajos confirma que la iniciativa y las oportunidades laborales dependen del capital cultural y económico que traen consigo los jóvenes».