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Antes estuvo involucrado en un red de adopción ilegal: la horrible denuncia de abuso sexual contra el sacerdote Gerardo Joannon

La víctima señala que el polémico sacerdote comenzó a abusar de ella cuando tenía 8 años.

Hace tres años, Gerardo Joannon fue enviado por la congregación Sagrados Corazones a Merlo, Argentina, como un castigo tras una investigación religiosa que determinó que «participó activamente» en al menos dos casos de adopciones irregulares entre 1970 y 1980.

En octubre del año pasado, el obispado de San Felipe no renovó la permanencia del sacerdote Gerardo Joannon quien residía en la diócesis en Valparaíso, y decidió que se devuelva a la congregación de los Sagrados Corazones a la que pertenecía.

Este año, se conoció la denuncia de una mujer quien acusó al religioso de abuso sexual, episodios que comenzaron cuando ella tenía ocho años y se prolongaron hasta que cumplió los 12. Abusos que luego se extendieron por parte de otros dos religiosos que también abusaron de ella entre los 15 y 20 años.

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Según Radio Bío Bío, se trata Carolina Marín, de 46 años, quien explicó que los abusos iniciaron cuando cursaba tercero básico en el colegio de los Sagrados Corazones de la comuna de Providencia, en el momento en que Joannon se convirtió en su guía espiritual en el camino a la primera comunión.

Marín detalló que en el colegio realizaban actividades en grupo y al menos una vez a la semana, debía mantener un encuentro personal con el sacerdote en una sala angosta que ubicaba al lado de la capilla. “Al principio era muy afectuoso conmigo, era dulce con sus palabras, me tomaba de la mano», indicó Carolina.

“Cuando estábamos en la salita, siempre estábamos cara a cara y él se inclinaba hacia mí y me acariciaba las piernas…”, señaló.

Señaló que el sacerdote le solicitó que no usara ropa interior, pues Dios la había hecho fuerte para soportar el frío, a lo que ella hizo caso. “De las caricias a mis piernas pasó a la entrepierna (…), a susurrarme al oído que era nuestro secreto y que mi silencio era muestra de mi gran amor (…) con Dios, que me iba a recibir con mayor felicidad cuando comulgara con él (…). Un día su mano subió a mi vagina”.

Carolina contó en entrevista con el medio, que Johannon le obligó a masturbarlo y a realizarle sexo oral, bajo el argumento de ser actos que la acercaban a la santidad. Además, habría intentado violarla. Un día decidió contarle lo sucedido a su abuela, sin embargo, ella hizo oídos sordos y la obligó a confesarse con el mismo párroco.

Posteriormente, decidió denunciarlo a la justicia por delitos sexuales junto al estudio de Juan Pablo Hermosilla, profesional que ha patrocinado a otras víctimas, como las de Fernando Karadima.

Tiempo después, cuando estaba en segundo medio, Marín ingresó al Centro Pastoral Juvenil de la Anunciación, donde conoció al sacerdote Juan Andrés Peretiatkowics, a cargo de la institución. Él saludaba a todos con un topón en la boca, práctica habitual y que no generaba extrañeza.

La joven decidió contarle a Peretiatkowics, los abusos de Joannon, sin embargo, este le respondió: “No inventes huevadas, él es un santo”. Detalló que con el tiempo pasó de los topones a sobarle la entrepierna mientras se masturbaba en el sillón de su oficina.

Cabe señalar que, además de Carolina, el Arzobispado recibió denuncias en contra de Peretiatkowics entre abril y agosto del 2018. Según la autoridad eclesiástica, los relatos fueron declarados verosímiles, por lo cual fueron ratificados por la congregación para la doctrina de la fe en el Vaticano.

Durante la investigación, se le prohibió ejercer el ministerio sacerdotal y debió permanecer en la residencia de la enfermería de la Casa Provincial SS.CC., por supuestos problemas de salud como parkinson y un síndrome neurológico. Los antecedentes fueron entregados a la Fiscalía en mayo de 2019.

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Otro de los sacerdotes involucrados en abusos según Carolina, fue Jorge Prieto, párroco del Centro Pastoral Juvenil de la Anunciación, quien constantemente le tocaba los senos. “Una vez me encerró en la Sacristía, me empujó contra la pared y comenzó a manosearme. Primero en mis muslos luego trató de bajarme los calzones. Por suerte entró Alex Vigueras, quien era seminarista de los SS.CC. y se percató de todo”, reveló.

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