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Busca convertirse en museo permanente: el observatorio que está hace 115 años en el San Cristóbal y resiste al olvido

El Observatorio Foster se construyó luego de una expedición científica que llegó desde California. Por estos días sigue abriendo sus puertas de forma esporádica y la UC lucha por convertirlo en un museo.

Mientras los grandes observatorios modernos ocupan su tiempo en fotografiar agujeros negros a 55 millones de años luz o descubrir planetas con vida, hace más de cien años las pretensiones eran otras.

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A principios del siglo pasado la ciencia se batía por responder a qué velocidad se movían las estrellas, y dilucidar, por ejemplo, si la teoría de la relatividad general de Albert Einstein era cierta. Fue allí cuando la Universidad de California decidió embarcarse en una expedición científica a Chile y fundar en 1903 el primer observatorio astronómico del hemisferio sur.

En esa época, el «Lick del Sur», como lo llamaron, estaba entre los nueve observatorios más grandes del mundo, y se emplazó en la cima más alta del cerro San Cristóbal. En Estados Unidos estaba el otro observatorio gemelo, sólo que ése funcionaba en base a lentes y el chileno con espejos.

«Su propósito era medir velocidades de estrellas en el hemisferio sur y con esto establecer el movimiento del Sol en el espacio», cuenta el astrónomo de la UC, Leonardo Vanzi, quien hoy está a cargo del observatorio. El «Lick» fue el telescopio más grande del país hasta los años sesenta.

Así luce el Observatorio Foster por estos días.

La expedición californiana duró hasta 1928 y luego la propiedad del observatorio pasó a manos del ex ministro chileno Manuel Foster, lo que le dio su nuevo nombre; y posteriormente fue donado a la Universidad Católica.

Se construyó con la cúpula que contenía al telescopio de espejo de casi un metro, una casa, y la estructura donde se revelaban las placas. Y pese a que a inicios del siglo pasado su ubicación era ideal, fue cosa de tiempo para que el smog y la contaminación lumínica obligara su cierre en los noventa.

Eso sí, y pese al desconocimiento general de la gente, tuvo un último haz de gloria con el paso del cometa Halley en 1986, año en que se abrió al público que quisiera ver el evento astronómico.

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«Eso demuestra que hace años que Chile fue de un gran interés para la observación, no solo ahora. Y a pesar que las condiciones hoy no le permite ser usado para la ciencia, se convirtió en un buen lugar para hacer difusión», dice Thomas Puzia, otro astrónomo del Instituto de Astrofísica de la UC.

En 2010 el Observatorio Foster se declaró monumento histórico, y desde ese día abre sus puertas al público cada año en el Día del Patrimonio.

El telescopio de espejos que se instaló en 1903.

Toda una vida

La relación del observatorio y Hans Barrera (42) lleva toda una vida. Fue en la época de los primeros científicos estadounidenses de la expedición que llegó su padre y madre a vivir en la casa junto al observatorio, uno a labores de mantención y ella como astrónoma.

Desde que nació en 1977, su padre le transmitió sus conocimientos y hoy es el cuidador del observatorio, viviendo aún en la misma casa que sus padres. «Mi tarea es cuidar del observatorio todos los días pero no lo hago por dinero, lo hago porque nací aquí y heredé el conocimiento de mi papá. Ahora soy el único que sabe armar y desarmar el telescopio», cuenta Hans.

El observatorio, en la último Día del Patrimonio.

El cuidador relata que «lo que más sorprende a la gente es que todo está exactamente como hace 100 años, incluso la biblioteca. Es como viajar en el tiempo». El sueño de Hans es que el día de mañana se abra de forma permanente al público, de forma organizada para que el patrimonio no se destruya.

El plan del Instituto de Astrofísica de la UC es hacer del Observatorio Foster un museo, idealmente de aquí a fines de año. Para eso, sin embargo, necesitan que el Parque Metropolitano acondicione los accesos para facilitar la llegada de los turistas.

«La misma ubicación que hace imposible retomar las observaciones, hace que sea un lugar ideal para el encuentro. Estoy pensando en un centro cultural basado en la ciencia y en la tecnología», dice el astrónomo encargado, Leonardo Vanzi.

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