Este miércoles enlutó a los brasileños un tiroteo que apagó la vida de ocho personas y dejó heridas a otras once en la Escuela Estatal Profesor Raúl Brasil. Guillermo Taucci Monteiro (17) y Luiz Henrique de Castro (25) ingresaron de a uno al recinto. El primero, con un arma atacó a los estudiantes, y después el segundo se dedicó a “rematarlos” con un hacha, mientras cargaba una ballesta. Un perfil sicológico reveló que ambos eran amigos de la infancia y su principal hobbie era dedicarse a los videojuegos de tiro.
“Era paranóico (cuando jugaba a la computadora) y gritaba a la pantalla: ‘te voy a matar’”, Tatiana Taucci, madre de uno de los tiradores de Brasil
Importantes estudios, como el realizado por el Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano y la Clínica Universitaria Hamburg-Eppendiorft en Alemania, han arrojado que no existe relación entre jugar videojuegos violentos durante largos períodos y el comportamiento de la persona. Sin embargo, una batería de estudios llegan a lo contrario y las cifras presentan a los videojuegos como un aliado y factor que se repite en los últimos años.
Factor recurrente
En 1990 golpeó al mundo la matanza de Columbine, en Colorado. 13 muertos y 24 heridos se llevaron a la espalda Dylan Klebold y Eric Harris, dos jóvenes que ejecutaron un plan para matar a 250 inocentes, que afortunadamente no les salió como esperaban.
Ambos pertenecían a “La Mafia Gabardina”, un grupo de estudiantes autoaislados fanáticos de los videojuegos góticos y violentos. Tanto así, que la escopeta de Harris tenía por nombre “Arlene”, personaje del videojuego Doom.
Otro caso emblemático es el del español José Rabadán (16), más conocido como el “asesino de la katana”, que en el 2000, con una espada samurai mató a su padre, su madre y su hermana de nueve años que tenía síndrome de Down. Según su familia estaba obsesionado con el juego Final Fantasy VIII, lo que lo llevó a tomar clases de karate.
En febrero del año pasado el emblemático tiroteo en la secundaria Stoneman, en Florida y sus 17 víctimas fatales calaron en el Gobierno estadounidense. La Casa Blanca, con Donald Trump al frente, criticó duramente a los videojuegos y los culpó, junto a las películas, de entregar violencia desmedida.
Sólo cinco meses después, en agosto, la alianza vuelve a actuar. También en Florida, pero esta vez en Jacksonville. Un torneo del videojuego Madden 19, producido por EA Sports y sobre una realista experiencia de fútbol americano, dio un giro a los juegos de rol y a las balas después de la masacre. Tras una serie de derrotas consecutivas, David Katz, gamer de 24 años tomó una pistola y con 12 tiros acabó con tres vidas, incluyendo la de él.