En la planta baja de un pequeño y antiguo edificio de Caracas, que en el pasado funcionó como sede de la ONG Todos por la Libertad, se ubica el primer Museo de Derechos Humanos en Venezuela.
Inspirado en el Museo de la Memoria de Chile, el sitio que abrió sus puertas a principios de mes busca recordar a centenares de presos políticos y fallecidos en las protestas antigubernamentales de los últimos años. El modesto museo, aun sin aviso en su fachada, guarda en su interior algunas imágenes del pasado reciente de un país sumido en la mayor crisis económica y social de la región que aún sigue golpeado por las heridas que dejaron las protestas antigubernamentales de 2014 y 2017.
En el lugar hay dibujos y artesanías del dirigente preso en su casa, Leopoldo López, y otros cautivos, así como fotografías, cascos, escudos de manifestantes que murieron en las protestas de 2017 y hasta una celda simulada. La activista Lilian Tintori, esposa de López y directora de Todos por la Libertad, fue quien abrió este museo en el municipio Chacao, al este de la capital.
«Esto es un acto de resistencia», afirmó a The Associated Press Sthefanie Balcázar, encargada de comunicaciones de Todos por la Libertad, al defender la creación del museo. Agregó que con esta iniciativa se busca preservar parte de la historia reciente de Venezuela.
«No podemos cometer esos errores que han cometido gobiernos anteriores», indicó el diputado opositor Gilber Caro, expreso político que sostuvo que el museo es una manera de garantizar que los venezolanos no olviden las violaciones de derechos humanos ocurridas en los últimos años.
Caro, quien salió en libertad este año gracias a un proceso que impulsó el presidente Nicolás Maduro para liberar varias decenas de presos como él, donó al museo cuatro dibujos a lápiz, entre ellos, uno del líder surafricano fallecido Nelson Mandela, que realizó en los 18 meses que permaneció detenido a la espera de juicio tras ser señalado por las autoridades de promover un supuesto complot contra el gobierno.
Dentro de la muestra también están dos dibujos a lápiz de dos de los tres hijos de Tintori y López, y un rosario de alambre de cobre que realizó el político durante los tres años que estuvo en la cárcel militar de Ramo Verde.
En una sorpresiva decisión del Tribunal Supremo de Justicia, que controla el gobierno, el dirigente del partido Voluntad Popular fue enviado el año pasado a su casa, ubicado en un exclusivo barrio del este de la capital, para completar la condena de casi 14 años que le dictaron por promover unas protestas en 2014.
Balcázar relató que Lopez tejió el rosario con unos alambres que arrancó de una pared de Ramo Verde en un momento de angustia cuando en agosto de 2017 fue devuelto brevemente a la cárcel militar tras pasar unos días en su casa.
Entre los dibujos del líder opositor también destaca la imagen de un gavilán que se acercó en varias oportunidades a la ventana de la celda del político y se convirtió en su único compañero en los días que estuvo aislado en una celda de Ramo Verde, según relató Balcázar.
Las autoridades no han ofrecido comentarios sobre el museo.
La creación del primer museo de derechos humanos en Venezuela fue desestimada por el activista Carlos Nieto, coordinador general de la ONG local Una Ventana a la Libertad, que se dedica a defender los derechos de los reclusos. Nieto indicó que ante la profunda crisis y los numerosos casos de violaciones a los derechos humanos “hay cosas más importantes que hacer que abrir un museo”.
Durante las protestas de 2014 y 2017 fallecieron unas 200 personas. En el país se estima que hay unos 300 presos políticos de acuerdo con cálculos de opositores y organizaciones de derechos humanos.