Como un trofeo terminó colgado el caimán de esta historia. El pasado lunes, este cocodrilo de 3,6 metros y 263 kilos fue derribado con un sólo tiro; fue Judy Cochran, abuela y alcaldesa de Livingston, Texas.
«Un tiro en la cabeza y se hundió. Por lo general, hacen una tirada de muerte y vueltas una y otra y otra vez, pero esta no «, declaró la mujer de 73 años a KTRK.
Pero la hazaña no era parte de ningún deporte, sino más bien una venganza.
Hace tres años que el pony de Cochran desapareció sin dejar rastro, por lo que la anciana atribuyó su abrupta muerte a este cocodrilo gigante. Y claro, el potro era del tamaño de un labrador, presa fácil para un caimán.
«Por lo general, los cocodrilos no nos molestan, pero hemos estado buscando (este)», le dijo a otro medio local.
En el condado de Polk, donde reside esta mujer junto a su familia, se puede cazar caimanes durante 20 días al año, entre el 10 y 30 de septiembre.
De esta forma, la muerte del animal fue “legal” pues Cochran se encargó de seguir el conducto oficial: pedir permiso, etiqueta de un biólogo de vida silvestre y atrapar al animal con un anzuelo antes de fusilarlo.
Según las declaraciones de la alcaldesa, su familia planea comer la carne y hacer un par de botas con el vientre del cocodrilo.
“No te metas con Nana” es y seguirá siendo el lema de esta anciana.